"Cerrar antes sería la ruina"

La Plataforma Empresarial del sector Ocio de Madrid - TRIBALL, AEGAL, Noche Madrid, La Viña y La Noche en Vivo - quiere negociar con el Ayuntamiento las medidas a incluir en la declaración del distrito centro, barrios de Malasaña, Huertas, Alonso Martínez o Chueca, entre otros, como zona de protección acústica especial.

Estas organizaciones creen que es necesario abrir un proceso de diálogo entre los posibles afectados por esta normativa, en especial, los vecinos que sufren el ruido, pero partiendo de una condición inamovible: nada de restringir sus horarios o actividades, porque ellos no son los causantes del ruido que quiere erradicar el equipo de Botella. "Lo que hace falta es una norma clara contra el botellón, un plan de peatonalización y de cortes selectivos de tráfico contundente y una intervención policial a la altura de las circunstancias contra las actividades ilegales", explica Vicente Pizcueta, portavoz de Noche Madrid. En resumen, el botellón, el tráfico y los vendedores ambulantes de cerveza son los causantes de la contaminación acústica de la que se está responsabilizando a los locales de ocio. O lo que es lo mismo, si el Ayuntamiento les obliga a cerrar antes sus bares y terrazas estarían pagando justos por pecadores.

Según sus cálculos, estas restricciones supondrían pérdidas anuales para el sector en torno a los 500 millones de euros. Un sector que da trabajo a unas 110.000 personas en la región y que, en los últimos años, ha sufrido un retroceso en la facturación superior al 20%.

Toda esta argumentación es la que tienen previsto trasladar, no sólo al Ayuntamiento, sino también a los grupos en la oposición, a los sindicatos y a la Defensora del Pueblo. Y con pruebas. "Estamos elaborando reportajes en la vía pública para trasladar a la ciudadanía las verdaderas causas del ruido en el centro, y vamos a poner en marcha actas notariales para dar rigor jurídico a nuestra documentación", explica Pizcueta, para el que "la declaración del centro como zona de especial protección tiene que ser una oportunidad para acabar con las causas reales del ruido".

En los próximos días está previsto que Ana Botella anuncie definitivamente lo que hasta ahora sólo es un deseo del Ayuntamiento: que el distrito centro siga la estela de Aurrerá y se convierta en un área protegida dentro del mapa acústico de la ciudad. Los empresarios confían en que la alcaldesa les escuche, y esta vez, al contrario de lo que han hecho en Argüelles, la ZPAE no contemple una reducción de horarios para los locales. Si no fuera así, si el Ayuntamiento decide adelantar el cierre de los bares en el centro, anuncian medidas legales.