El Museo Reina Sofía da luz a las esculturas de Cristina Iglesias
'Metonimia' es el título de la exposición antológica que el museo dedica a la artista donostiarra tras obtener el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1999
Se han reunido cincuenta piezas que abarcan sus primeros trabajos significativos en los años 80 hasta sus últimas creaciones en las que el agua se convierte en un elemento escultórico más. El Museo Reina Sofía ha adaptado sus salas para conseguir mejores juegos de luz
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Al comienzo del recorrido el espectador pasa por una sala en la que una gran estructura de cemento suspendida del techo nos presenta una intervención sobre el material que asemeja una gruta natural con surcos y relieves en la que se experimenta una sensación de fragilidad. Su título es 'Techo suspendido inclinado, 1997'. A continuación están instaladas algunas de sus ya clásicas celosías con formas talladas e influencia de la arquitectura árabe en las que el bronce o el hierro abre espacios a la luz en un entramado laberíntico en el que nos podemos adentrar como en un túnel del tiempo. Celosías cuyo espacio se ha abierto a la luz y las sombras porque el Museo Reina Sofía ha abierto, por primera vez, las ventanas que cierran sus gruesos muros para que la luz juegue con los espacios creados por Cristina Iglesias. La luz natural se filtra así en las creaciones de la escultura y además se abre un espacio de cristal que abre la vista al patio-jardín interior del museo donde la artista ha instalado dos cubos como pozos donde el agua realiza una búsqueda de la profundidad enigmática contenida en una forma geométrica. Un planteamiento narrativo con el que Iglesias nos intenta acercar a textos escondidos que recuerdan los relatos de 'Las mil y una noches'.
Algunas esculturas tienen más de 9 metros de longitud y están realizadas en muy diversos materiales (bronce, hierro, cristal, cemento, hormigón o tapices). La creadora de la gran puerta del edificio de ampliación del Museo del Prado, también expone sus últimas creaciones en las que el agua se convierte en un nuevo material no estático que discurre por sus intrincadas formas que asemejan las raíces de la tierra en un viaje que huye de la inmutabilidad. También aporta maquetas y fotografías de proyectos que tiene en marcha como la que está realizando en una antigua torre de aguas en la plaza del ayuntamiento de Toledo en los que intenta intervenir en la antigüedad de la ciudad con elementos que no rompan la armonía de la tradición con el agua como elemento que también pudo unir a las tres culturas monoteístas.
Cristina Iglesias (San Sebastián, 1956), participo en 1993 en la Bienal de Venecia junto a Antoni Tàpies, el Solomon R. Guggenheim Museum le dedicó una exposición en 1997 y sus obras están presentes en algunos de los principales museos de arte contemporáneo del mundo. En 1999 obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas que lleva aparejado una gran exposición en un museo nacional como la que ahora le dedica el Reina Sofía. La muestra podrá contemplarse hasta el 13 de mayo.