La lluvia desluce la Semana Santa y los hosteleros depositan su esperanza en la Feria
Treinta de las sesenta hermandades se han visto afectadas; bien no salieron, bien regresaron apresuradamente a sus templos
Esta situación, lógicamente, ha tenido su incidencia negativa en el turismo y la hostelería, que mira con ilusión la llegada de la feria y los toros.
Treinta de las sesenta hermandades que realizan estación de penitencia a la Catedral se vieron afectadas de alguna forma por la lluvia. Veintidós de ellas no pusieron su cruz de guía en la calle: todas las del Martes y Viernes Santo; San Roque, la Amargura y el Amor el Domingo de Ramos; la Sed, San Bernardo y Buen Fin el Miércoles Santo, y el Resucitado, el Domingo de Resurrección.
Pero además, a otras nueve hermandades les cogió la lluvia en la calle: se mojaron la Borriquita, que regresó a su templo de forma apresurada; Jesús Despojado, que se refugió en la Anunciación; la Paz, que cobijó sus pasos en el Arquillo del Ayuntamiento y la Catedral; la Cena y la Hinietsra, que regresaron rápidamente a sus templos. El Miércoles Santo, los Panaderos, suspendieron su estación de penitencia cuando iban a entrar en Campana.
En la Madrugá, todas las cofradías se mojaron en mayor o menor medida. La Macarena refugió el misterio en la Anunciación y el palio en el Salvador; los gitanos sus dos pasos en la Anunción y la Esperanza de Triana en la Catedral, trasladando ambas a sus titulares en la mañana del Sábado Santo.
El sector turístico también hace un balance negativo de la Semana Santa. La lluvia ha impedido la llegada de turistas y la afluencia de ciudadanos al centro. El consumo en hostelería ha bajado con respecto a años anteriores. Los hosteleros depositan ahora su esperanza en la próxima Feria.




