Las regañinas de Chamizo
El tercer mandato de José Chamizo al frente de la Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz expiró 24 días antes de las últimas elecciones autonómicas, por lo que lleva más de un año de interinidad. Durante todo este tiempo nadie le ha comunicado que continuará en el cargo, más bien lo contrario. El PP ha dicho abiertamente que hay que buscarle un sustituto y el PSOE ha dejado entrever que también está por la labor de relevarlo.
Chamizo se ha convertido en un personaje molesto para los dos grandes partidos en Andalucía, después de tres mandatos consecutivos dando muestras de una enorme independencia frente a ellos y de no tener complejo a la hora de reprobar que la clase política está muy alejada de los problemas de la ciudadanía, unos problemas que conoce bien por las quejas que invaden cada año su oficina.
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Si el Defensor del Pueblo Andaluz no fuera un personaje que molestara al poder, no tendría razón de ser. Como bien reitera Chamizo, la gente está bastante cabreada con la clase política y no deberían molestarse porque la institución que dirige esté dando todo el día por saco. Es su obligación siempre. Más aún en una sociedad con un millón y medio de parados y con síntomas evidentes de que la situación no va a mejorar a corto plazo.
Si es grave la desafección de los ciudadanos hacia la clase política, más grave y sonrojante resulta la poca capacidad que tienen nuestros dirigentes para aceptar las críticas. Alguien debería advertirle a los diputados que el día que más cerca están de la realidad andaluza es cuando acude Chamizo al Parlamento a exponer las quejas que recibe durante todo el año en su oficina. Y resulta estimulante que ese día el Defensor del Pueblo aproveche su presencia para darles una buena regañina pública.