'Las Pegas Sands'

El magnate prometió que tenía el dinero para llevar a cabo la primera fase de su centro de ocio pero ni se ha colocado la primera piedra ni Madrid ha visto ni un solo euro de la inversión. La Comunidad de Madrid ha pasado en los últimos 12 meses de la euforia inicial a manejar un discurso mucho más prudente. El gobierno regional se agarra a una oportunidad de negocio que puede generar 72.000 empleos en tiempos de crisis y reduce la presencia del juego dentro del complejo de ocio.

Hoteles, campos de golf, centros comerciales, el mayor centro de convenciones de Europa y... el juego. Ese negocio de los casinos que Adelson planea instalar en Alcorcón, ha suscitado un acalorado debate social durante todos estos meses entre sus defensores y detractores. ¿Es este el modelo productivo que queremos para la Comunidad de Madrid? Es complicado levantar una trinchera de argumentos contra Eurovegas cuando colocas frente al espejo a un país ahogado por el desempleo y los problemas económicos. Y a eso se ha agarrado siempre el gobierno regional. No es fácil despreciar una oportunidad de negocio que, de llevarse algún día a cabo, podría dinamizar el sector de la construcción y los servicios.

Pero los meses pasan. Mientras los terrenos de La Venta de la Rubia situados en Alcorcón y anexos a otra ciudad del dinero -el complejo financiero del Santander de Boadilla- aguardan la llegada de las excavadoras, el gobierno de Madrid se desespera. Sol aprieta las tuercas a Rajoy al que parece quieren cargar con la culpa de un posible naufragio de la operación.

La Comunidad de Madrid pasó de la euforia circense de Esperanza Aguirre a una prudencia sospechosa. Adelson tiene en mente una inversión inicial de 6.000 millones euros para levantar la primera fase del proyecto pero el octogenario empresario del juego impone sus condiciones. La del tabaco ha sido el humo que nos ha tenido dando vueltas en tertulias y debates parlamentarios pero puede no ser el último problema. El grupo empresarial, reclama un cambio en la fiscalidad de los premios, la reforma del juego online en España o más facilidades en materia laboral. Más allá de la fe que muestra la Comunidad de Madrid en él, la gente de Adelson ha sido opaca (resulta imposible arrancar una palabra a su delegación española) al explicar la operación de compra de los terrenos. Seguimos sin saber si ésta ha culminado o no con éxito y casi lo más preocupante, el gobierno de González confía un solvencia económica que depende del funcionamiento del resto de negocios del grupo en el exterior (Macao, por ejemplo) o de la financiación que desea obtener en el mercado financiero español. Adelson no ha puesto hasta el momento ni un solo euro sobre la mesa.

Sumamos a esto los problemas legales que ha tenido fuera y dentro de Estados Unidos y cuestiones domésticas como la caída en picado del número de viajeros en Barajas o el fiasco olímpico de Madrid 2020. En definitiva, un conjunto de variables que llevan a pensar que fumar o no en Eurovegas, puede no ser el único escoyo serio.

La pregunta al número 2 del gobierno regional, Salvador Victoria ayer en La Ventana de Madrid era directa y clara. ¿Qué probabilidad existe de que la operación salga adelante? La respuesta, lejos de arrojar una cifra o una garantía, se basó en deseos y otra vez la esperanza de que la inversión venga a Madrid. Victoria eludió la respuesta y evitó discursos triunfalistas. Quiénes conocen y han hablado con los mediadores de Adelson en España (el poderoso lobby judío) aseguran que no son muy optimistas y la oposición, muy crítica desde el principio con Eurovegas, sostiene que hace meses que el proyecto se cayó y que Ignacio González no dice la verdad. Las Vegas Sands responde con un escueto comunicado que emitió antes del verano. Asegura que no cejan en su idea de invertir en Madrid. Ha pasado más de un año desde el primer anuncio. El calendario no se ha cumplido y el gobierno regional no ve el día en el que Adelson coloque aquí la primera piedra de su ciudad del ocio... y del juego.