La vuelta al cole de los mayores

No había mochilas ni estuches, y quizá faltaba el nerviosismo propio de los más jóvenes, pero no faltaban las ganas y la alegría propia de cualquier principio de curso. El salón de actos del Centro Cívico Bailarín Vicente Escudero ha acogido la inauguración oficial de un nuevo curso, el que hace el número 23, del programa de Educación para Personas Adultas del Ayuntamiento de Valladolid.

Con lleno total en la acogedora sala y la presencia de alumnos, profesores y responsables del programa, se ha desarrollado el acto, que ha servido para dar el banderazo de salida a este curso 2013/2014, que va a contar con casi 2.000 participantes (algunos menos que en el ejercicio anterior).

La presidenta de FECEAV, la Federación de Colectivos de Educación de Personas Mayores de Valladolid, ha recordado la importancia de la educación en general, y de adultos en particular, además de realizar una defensa de la formación no reglada. Teresa Carrascal ha echado mano del espíritu europeo, que desde hace ya muchos años ha decidido apostar seriamente por la educación de los mayores, como vehículo imprescindible para conseguir un mayor desarrollo de los países.

A la luz han salido los datos de un estudio llevado a cabo por la OCDE en 33 países, que demuestra que muchos ciudadanos europeos no tienen un nivel suficiente de capacidades básicas. En España e Italia, por ejemplo, una de cada 20 personas adultas no cuenta con el nivel básico de competencias elementales, como cálculo o comprensión lectora.

La concejala de Bienestar Social, Rosa Hernández, ha recordado el compromiso de la corporación municipal con esta materia, y ha recordado algunos datos curiosos; por ejemplo, que de las 38.000 personas que han pasado por las aulas de este programa desde su creación, el 85% eran mujeres.

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También han tenido su protagonismo en el acto algunos de los alumnos participantes en el programa, que han relatado en primera persona sus vivencias en el mundo de la educación de adultos. Es el caso de Celia Fernández, que no ha dudado en pedir un esfuerzo al Ayuntamiento para que los centros implicados en esta cuestión puedan seguir adelante con su trabajo, o el de Ana Mª Samaniego, que se inscribió el curso pasado tras el fallecimiento de su marido y ha encontrado en las aulas una nueva familia.

Al término del acto, los asistentes han podido disfrutar de un modesto almuerzo compuesto por pastas típicas y refrescos.