'Di a luz en el depósito de cadáveres de la Clínica Santa Cristina'

El problema más importante y muchas veces insalvable para la investigación es el tiempo porque han transcurrido 31 años

El 5 de junio de 1982, una chica de 16 años daba a luz a una niña por parto natural en la clínica Santa Cristina y con un equipo médico en el que vuelven a aparecer lo nombres de facultativos ya imputados en otros casos de bebes desaparecidos. Y vuelve a aparecer la Clínica Santa Cristina, el hospital en el que trabajo la monja imputada Sor Maria.

Pero en esta ocasión, el dramatismo se incrementa muchos enteros porque hoy en los juzgados de Plaza de Castilla, esa chica de 16 años entonces, madre muy joven, ha recordado la pesadilla. Se llama Isabel Bravo y desde 2010 pide justicia.

Tres médicos de los siete llamados a declarar sí se han presentado ante el juez Eduardo Carretero. Los cuatro que no ha llegado están impedidos en Hospitales debido a las dolencias que sufren por su edad.

Pero los que sí han hablado en sede judicial han señalado que él bebe nació con problemas pulmonares que le causaron la muerte cinco horas después de llegar al mundo. Ni la madre ni la familia vieron el cadáver, pero aún hay más irregularidades porque Isabel Bravo nunca recibió el alta. Y nunca más se supo ni de la niña ni de nadie de esta presunta trama hasta que hace tres años la madre decidido acudir a la justicia.

Quedan aún numerosas pruebas que practicar por parte del titular del juzgado de instrucción número 47 de Madrid. Una de las principales pasa por solicitar la exhumación del cadáver de la recién nacida para comprobar si efectivamente fue enterrada y, si lo fue, por qué perdió la vida.

Hoy tres médicos, incluido el forense que firmó el parte de autopsia, ha señalado en el interrogatorio que la pequeña falleció. Solo esa exhumación puede acabar con el misterio médico.

Después, el magistrado puede solicitar nuevos interrogatorios para nuevos testigos, que como tales están obligados a decir la verdad. Uno de ellos es la mujer de la limpieza que halló a Isabel en el depósito de cadáveres mientras se recuperaba del parto.

El otro testimonio que puede ser fundamental es el del vigilante de la Clínica que la dejo marcharse únicamente porque ella enseño un papel de los médicos en el que decían que se podía ir.