El Gobierno da un portazo a Eurovegas

Las Vegas Sands pedía, "como requisito innegociable", que se indemnizase a la empresa en caso de que, una vez instalado el macrocomplejo en España, hubiese algún cambio normativo que afectase al proyecto.

La empresa de Adelson ha hecho público un comunicado en el que aclara que rechaza "de momento" a su inversión en Madrid porque no se reúnen las condiciones necesarias para llevar a cabo el proyecto. Condiciones que eran "inasumibles" para el Gobierno y que, según fuentes empresariales consultadas por la SER, podrían haber sido la excusa para que Adelson rompiera con la negociación.

El secretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, cree que "si hay condiciones que no son asumibles, el rechazo de Eurovegas no es ni buena ni mala noticia". Según ha explicado, el Gobierno ha ido tramitando las peticiones de la empresa que le parecían acordes al derecho comunitario pero no ha querido concretar en qué punto han surgido discrepancias.

Madrid apostó por este proyecto y pasó de la euforia inicial de Esperanza Aguirre a los discursos más modulados de Ignacio González, que en estas últimas semanas había situado la pelota en el tejado del gobierno central. Era el Ejecutivo quien negociaba y González pasó a la fase de presión, obligando por ejemplo al Gobierno a que modificara la ley antitabaco.

En los últimos encuentros del Gobierno con la empresa norteamericana, le trasladó su negativa a aceptar las condiciones que quería imponer para llevar a cabo el macrocomplejo en Madrid, que pasaba por revertir toda la inversión que realizara, más las pérdidas que se podrían generar ante un posible cambio normativo.

Fuentes del Ejecutivo, confirman que las condiciones exigidas por el magnate estadounidense "no eran asumibles" por parte del Gobierno español ni tampoco por la Unión Europea, a la que se le había consultado sobre el tema.

Ante esta situación los interlocutores del Gobierno, manifestaron su rechazo ante unas condiciones que para los representantes de Sheldon Adelson eran innegociables. Según las fuentes consultadas, las condiciones exigidas por la empresa norteamericana han sido de última hora y sin precedentes en ninguno de los países en los que ya están asentados.