Actividad física, una medicina contra el cáncer

Realizar cada semana 150 minutos de una actividad física moderada puede reducir el riesgo de padecer cáncer de mama o de colon, según la Organización Mundial de la Salud. "En general es importante en la prevención del cáncer, ya que el ejercicio suele ir unido a hábitos de vida saludables como la alimentación equilibrada y evita el sobrepeso", señala el doctor Vicente Guillem, jefe del departamento de Oncología Médica de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología.

El cuerpo está concebido para el movimiento. Jamás, a lo largo de la historia, los hombres han sido capaces de sobrevivir sentados en un despacho. Cazaban, caminaban... Se movían. El sedentarismo es una novedad dañina que ha venido de la mano de la evolución social. La actividad física, debidamente controlada, puede ser una herramienta eficaz en la prevención del cáncer. "Es importante, ya que el ejercicio suele ir unido a hábitos de vida saludables como la alimentación equilibrada y evita el sobrepeso", afirma el doctor Vicente Guillem, jefe del departamento de oncología médica de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología.

El ejercicio también influye en la recuperación. "Algunos tratamientos pueden producir una disminución de la densidad mineral ósea y aumentar el riesgo de fracturas, algo que podría contrarrestarse con el ejercicio. Además, el efecto del mismo en la mejora de la capacidad cognitiva, de la autoestima, de la ansiedad y de la depresión convierten al ejercicio en una buena recomendación para la recuperación de pacientes con cáncer", añade el experto.

Realizar cada semana 150 minutos de una actividad física moderada puede reducir el riesgo de padecer cáncer de mama o de colon, según las recomendaciones mundiales sobre actividad física y salud que la Organización Mundial de la Salud (OMS). "Existe una clara evidencia de que la actividad física disminuye la incidencia de estos tipos de cáncer, quizá debido a la influencia desfavorable que en estos tumores tienen tanto la obesidad como el sedentarismo. Asimismo, el ejercicio físico también ayuda a eliminar el hábito tabáquico, tan importante en la aparición de cáncer de pulmón y otros tumores como cáncer de colon y de vejiga", admite Guillem.

Según el estudio Physical Activity and the Risk of Ovarian Cancer: A Case-Control Study in Canada, realizado a 442 mujeres con cáncer de ovario entre los 20 y 76 años, aquellas que hacían actividad física reducían el riesgo de padecer la enfermedad.

Cada vez cobra más relevancia llevar una vida activa. Moverse, introducir hábitos no sedentarios en acciones cotidianas como puede ser sustituir el coche por la bici para acudir al trabajo. Según el jefe del departamento de oncología médica de la Fundación Instituto Valenciano de Oncología: "Tanto el ejercicio físico como la dieta son muy importantes para ayudar a reforzar nuestro sistema inmune. La obesidad ejerce efectos negativos sobre sus componentes y funciones, afectando tanto a la inmunidad humoral como a la celular. Hay estudios que demuestran claramente que el ejercicio es un factor clave que incide positivamente en el funcionamiento del sistema inmune. Cualquier ejercicio es bueno... Caminar, correr... Todo puede ser muy útil".