El pleno mira a Irala, que reclama una "dotación económica fuerte" para que la rehabilitación sea efectiva

El portavoz socialista emplazó a los grupos a respaldar su propuesta que, reconoció, buscaba dar un "impulso político" que todavía no iría aparajeado de la dotación económica, como planteaban populares y EH Bildu.

"Me voy con deberes". El presidente de Surbisa y concejal de Obras y Servicios, Jose Luis Sabas, recogió el guante de la petición de todos los partidos que, por unanimidad, acordaron solicitar al Gobierno vasco que proceda a declarar Irala zona de protección y encargar, después, a Surbisa las posteriores tareas de rehabilitación. El portavoz socialista, Alfonso Gil, fue el encargado de defender su propuesta como un "compromiso político", un primer paso que permitiría convertir a Irala en el Notting Gill bilbaino, dijo y que, de momento, "todavía es pronto", no cuenta con dotación económica, lo que costó los reproches de PP y EH Bildu que acusaron al socialista de "querer ponerse la medalla".

Tras el visto bueno del pleno, lo primero será encargar un estudio socioeconómico que confirme que es factible tramitar la solicitud al Gobierno vasco. ¿Qué supone la declaración de ARI? Permitiría una intervención integral que estaría ligada a aspectos de degradación urbana y social. Es por eso que el informe socioeconómico previo es necesario. Entre los requisitos a cumplir están cuestiones relacionadas con la renta o el nivel de paro entre los residentes y también las obras de reurbanización y rehabilitación de los edificios.

Es una aspiración largamente perseguida por los vecinos, que seguirían el camino abierto por el Casco Viejo, el primer barrio el lograr esta etiqueta después de las inundaciones del 83. La portavoz de la asociación, Ana Blanco, confía en conseguirlo aunque no esconde que será un proceso lento. Difícil escoger por dónde empezar pero se decanta por la conservación del patrimonio protegido, "es primordial". "Habría que hacer una revisión general de los edificios pero tan importante como eso es reactivar los locales vacíos" porque en última instancia "se trata de recuperar la vida para el barrio", que el año pasado, según datos del padrón municipal, perdió un 3,2% de los 12.000 residentes. Una vez se inicien los trámites Blanco apunta a Surbisa. Como ventanilla única aglutinaría todas las peticiones y se encargaría de la rehabilitación para lo que necesita los medios suficientes, "debe dotarse a la sociedad municipal de un presupuesto fuerte", concluye.