El Departamento de Seguridad no eliminará los lanzapelotas

El Departamento no considera elementos a valorar los cañones de agua o de sonido, ya que se trabaja en un cambio de tácticas y de métodos más allá de los propios instrumentos. Se analizan intervenciones concretas de otras policias de cara a diseñar otro modelo policial posible basado en la proporcionalidad.

El sábado 5 de abril se cumplieron 2 años del pelotazo que le costó la vida a Iñigo Cabacas. Un pelotazo que supuso el cambio de protocolo en la forma de actuación de la Ertzaintza, como fue la restricción del uso de lanzapelotas, el cambio generalizado por los denominados lanzabolas (otra escopeta supuestamente menos lesiva) y el control absoluto de quién, cuándo y cuántas pelotas utiliza. Según confirma a la SER el viceconsejero de Seguridad, Josu Zubiaga, a diferencia de lo que hará la Generalitat de Cataluña que va a eliminar totalmente los lanzapelotas desde el 1 de mayo, el Departamento de Seguridad no secundará esa iniciativa, ni la compra de cañones o de sonido, en este último caso al menos de momento no se contempla.

En lo referente a los lanzapelotas, el Departamento insiste en que no habrá eliminación absoluta, que se mantiene su retirada y el uso exclusivo para Brigada Móvil (antidisturbios) en circunstancias muy concretas. Las actuales escopetas, denominadas lanzabolas, pueden usarlas tanto la unidad de Brigada Móvil como la de Seguridad Ciudadana. La partida está completa y también, según el Departamento, se han impartido los cursos de formación, algo que los sindicatos niegan. Estos lanzabolas tienen una característica añadida, el protocolo activado de control. Desde lo que ocurrió con Iñigo Cabacas, ahora se toma nota de quién la porta, cuándo y cuantos proyectiles dispara. Todo se recoge en un informe personal.

Sobre si existe debate sobre qué elementos nuevos se pueden utilizar, el viceconsejero dice que para empezar no comparten la compra de cañones de agua o de sonido, ya que no suponen ninguna novedad. A su juicio, lo importante pasa por un cambio de modelo policial, un cambio de sistema no en función de los instrumentos, sino al revés. Se trabaja en modificar tácticas y métodos con la clave de la proporcionalidad. De hecho, se están estudiando ya las intervenciones concretas realizadas por algunas policias europeas, como es el caso de la inglesa.