Vecinos contra los 'Kikos'

Los vecinos de la parroquia de Santa Catalina Labouré, inaugurada por el cardenal Rouco en 2003, se oponen a que la iglesia construya una cripta para albergar 230 cuerpos y un aparcamiento para 74 plazas. Los socialistas exigen que no se inicien las obras

La parroquia, epicentro de los seguidores de la organización Camino Neocatecumenal, asegura que el cardenal Rouco Varela acudirá la primera semana de mayo a la presentación oficial de las obras de la tercera fase, que han sido dadas a conocer a la vecindad mediante un folleto buzoneado el pasado mes en el que se incluye una recreación del proyecto.

Según se recoge en ese folleto, se pretende construir un "jardín memoria" con árboles, fuentes y una capilla en su centro dedicada a las "almas del purgatorio".

En esa capilla, que no puede tener más de 46 metros cuadrados, se velará a los difuntos, que podrán ser enterrados en una cripta en el primer sótano. Debajo de la misma, la iglesia proyecta construir el parking para alquilar las plazas.

La ampliación de la licencia municipal, de octubre de 2012, concede la construcción de una cripta para tan sólo 5 espacios que son 225 más que los que la iglesia ha anunciado.

Según el reglamento de sanidad mortuoria, la construcción de una cripta obliga al embalsamamiento de los cuerpos y, por lo tanto, a disponer de unas instalaciones específicas para las que se exigen además permisos específicos de Sanidad. Esos permisos no constan ni en la solicitud de la licencia ni en la memoria de las obras de ampliación.

El permiso municipal permite también un almacén funerario de 29 metros cuadrados en la planta sótano primero.

Los socialistas madrileños exigen la paralización de las obras de ampliación de la parroquia de Santa Catalina Labouré porque creen que la iglesia se apropia de terrenos públicos y, además, porque están seguros de que pretende hacer negocio con la explotación del parking, en terreno público y zona verde.

El concejal Gabriel Calles cree que el ayuntamiento debe intervenir, inspeccionar y paralizar cualquier obra de ampliación. Esto último es lo que le pide también a la iglesia.