Con 3-1 regaló dos penaltis a su rival, que no los desaprovechó
En un partido con casi más goles que oportunidades, el Sestao River desaprovechó una gran oportunidad. Sin encontrar explicaciones, enloqueció y permitió salir más que vivo de Las Llanas al Albacete.
Sin saber muy bien cómo, el Sestao River dejó escapar vivo al Albacete de Las Llanas. En un choque, por cierto, con casi más goles que oportunidades. Del 3-1 al inicio de la segunda mitad, al 3-3 definitivo sin que el Albacete crease peligro.
La explicación: dos penaltis. Dos penas máximas absurdas y reprochables. Una la primera más perdonable. Una acción de fútbol, Esnaola se ayuda del brazo para llevarse un balón, que tampoco acarreaba mucho peligro, dentro del área. La otra sin duda le pesará a su autor durante unas cuantas jornadas. Resines se buscó la roja en una refriega donde nunca debió entrar. Entre otras cosas porque el balón estaba lejos de su área. El árbitro interpretó agresión a un rival. Rigurosa, sí, pero un segundo antes no vio la patada en el suelo del defensor verdinegro sin balón.
El Sestao se quedaba con diez y con un penalti en contra que no desaprovechó Calle. Antes Josu Hernáez lograba el 1-0 a los 12 minutos, empataba Cruz cuatro minutos después. Sin embargo Gerardo enganchó un balón suelto en el área y la puso perfectamente donde no llegaba el meta albaceteño, y en el inicio Diamanka hacía el 3-1 para el River.
El resto ya está contado. El partido enloqueció, el árbitro cobró protagonismo con sus diez amarillas y una roja, y el Albacete sale con renta de una eliminatoria que tenía perdida. Ahora bien, tampoco lo está para el Sestao, que demostró su pegada ante un equipo que le quintuplica el presupuesto. La vuelta el próximo domingo a las 18:00
