Txikon: "Han sido los tres días más duros de mi vida"
El alpinista vizcaíno relata en primera persona el ataque a cumbre fallido
Adam, Dima y yo salimos desde algo más bajos a las dos y veinte de la madrugada. A las tres nos juntamos con Denis y Arteum. Llegamos todos juntos hasta la base del cruasán, prácticamente a 7.850 m., y llegan las primeras dudas: hay hielo vivo y bastante vertical, al igual que en toda la ruta. Parece que el ataque a cumbre, aparte de muy vertical, es muy muy peligroso. El mínimo error conlleva caer 2.500 metros. Dudo ,me quedo con Denis y Arteum. Finalmente, Adam y Dima regresan, es decir, bajan como 75 metros y nos reencontramos todos. Debatimos y finalmente decido a subir con Adam y Dima, mientras Denis y Arteum se dan la vuelta.
Superamos la primera zona peligrosa y, de nuevo por un largo couloir muy muy tieso de 60 o 70 grados, llegamos a un primer resalte. Lo superamos por la derecha y fijo la cuerda. Un segundo largo para Adam.y, de nuevo a pelo, llegamos a una zona de roca muy vertical. Parece que desde aquí en travesía podremos llegar al collado de los gendarmes. Dima pasa primero la zona de roca. Tras el voy yo y, de pronto, me encuentro un cuerpo semienterrado. Me había ocurrido antes pero no como hasta entonces. Estaríamos en la cota 8.000, y un escalofrío recorre mi cuerpo. ¿Por qué será? ¿Nosotros también podemos acabar así? ¿Es por eso? ¿Nuestra apuesta es quizás lo suficiente arriesgada para como acabar a sí? Giro la cabeza, aprieto los dientes e intento no perder concentración.
Vamos justos de tiempo y algo lentos. Creo que Adam me insinúa tres o cuatro veces para que dejemos nuestras mochilas, ya que llevamos mucho peso para intentar hacer la travesía y bajar por la vertiente Sur. Pero no le hago caso. No me preguntéis el porqué de mi cerrazón. El objetivo de la cumbre y la travesía no me dejaba pensar. Simplemente escalaba y ganaba metros con mucho peso. Mi objetivo estaba en el collado, para dejar allí las mochilas y llegar a la cumbre. Hasta que a hacía las 4 de la tarde más o menos, Adam me paró los pies. Y con razón. Fue la decisión perfecta, o creo que hicimos lo correcto. Nos dimos la vuelta y emprendimos el descenso. Estaríamos por encima de los 8.400, casi 8.500 porque teníamos a nuestra altura la cima del Yalung Kang.
Y es el momento en el que me veo vivaqueando a 8. 500. Creo que gracias a Adam hicimos lo correcto y salvamos nuestras vidas. Apuramos demasiado, pero en montañas como estas, y tan sólo 5 personas, la apuesta es arriesgada. Anochece y baja la temperatura, estamos cerca pero lo peor está por llegar. Adam desciende muy rápido, yo voy tras Dima e intentó cramponar lo mejor que puedo. o lo que las fuerzas me permiten.
De repente, sobre los 7.900 más o menos, dejo de ver la frontal de Adam. Calculo el punto en el que dejo de verle, llegamos y empiezo a gritar su nombre. No le oigo. Pienso "se ha caído y se ha matado, no...no....joder"... De pronto veo algo... ¡Es él haciendo luces con el mechero! Y oigo su voz. No se lo que ha sucedido, pero estoy seguro de que ha caído. En efecto, hora y veinte minutos después llegamos hasta su posición. Ha perdido la frontal y está hipodérmico. Intentó animarle, como me ha sucedido en otras ocasiones. Pero a pesar de su aspecto me doy cuenta que no hace falta reanimarle ni nada. No ha entregado su cabeza. Dima ata sus crampones ,y nos ponemos de nuevo en marcha. Lo que le pasó es que se sentó a esperarnos, se relajó, patinó como 100 metros y no sabe cómo pero logró parar. Un milagro. Uno entre un millón.
Qué curioso. Creo que Adam nos salvó la vida dándonos la vuelta a 8.500 y ahora nosotros se la hemos salvado a él. Está con mucho frío y le dejó la frontal para que se adelante a la tienda. Pero según le doy la frontal, el que se queda jodido soy yo. ¡Joder! doy dos pasos por un terreno peligrosísimo detrás de la sombra de Dima, y ¡joder! es que no veo nada. ¡Estamos perdidos! Creo que tras la caída de Adam hemos perdido mucha altura, y no encontramos la tienda. Gritamos y .... ¡Eeeeooohhhhh! Denis y Arteum nos hacen señas... Parece que llegamos... Si, estamos en las tiendas... son las doce y media de la noche. ¡Estamos a salvo!




