El TAC sobrevive a una mañana de chubascos

Alrededor de las 11 de la mañana, con el cielo gris y las aceras húmedas, la organización del TAC avisaba mediante una nota del aplazamiento de un espectáculo y el cambio de ubicación de otro. No eran las mejores sensaciones para comenzar la jornada, pero ahí han terminado las incidencias: el resto de funciones matinales se han celebrado con normalidad y bajo la atenta mirada de un público fiel que no se ha arredrado por la débil lluvia caída en Valladolid.

Casi un centenar de personas se daban cita a las 12 del mediodía en el Campo Grande, entre el palomar y la estatua homenaje al fotógrafo, para disfrutar del espectáculo de Varuma Teatro. 'El síndrome de Stendhal' es una performance que reúne varias "piezas de investigación flamenca que poco a poco, a petición de los programadores, hemos ido juntando para hacer un espectáculo mayor", explica el director de la compañía, Jorge Barroso 'Bifu'.

A pesar de la mañana atípicamente fría en Valladolid (el termómetro de la Plaza de Colón marcaba seis grados momentos antes del comienzo), los cinco artistas han conseguido arrancar los aplausos y 'olés' del público, que entre cámaras Reflex y paraguas ha disfrutado de los cuatro números que conformaban la función. Un espectáculo que no se ha visto afectado por la lluvia, escasa pero constante, aunque los artistas sí se han visto obligados a retrasar algo el montaje: "Las cosas las hemos sacado a última hora para que no se estropearan", comenta 'Bifu', "y hemos puesto menos sonido, porque hay cosas muy caras que se estropean con el agua, pero no ha habido mucha variación".

Entre los espectadores, además del director técnico del TAC, Javier Martínez, y algunos miembros del jurado, había fieles al certamen, como dos jóvenes vallisoletanas que se quejaban de que "ha estado haciendo bueno toda la semana y justo hoy, que empieza el Teatro de Calle, llueve". A pesar del mal tiempo, estas dos espectadoras aseguraban no desanimarse y de hecho ya tenían hechos sus planes para asistir a siete u ocho funciones por día.

En el lado opuesto, una espectadora natural de Bulgaria, aunque afincada en España desde hace diez años (y a punto de emigrar nuevamente a Alemania por culpa de la crisis), se acercaba por primera vez al Festival de Teatro y Artes de Calle. "Me ha gustado mucho, es la primera vez que veo un espectáculo tan bonito, impresionante", comentaba.

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