Adegi prevé un crecimiento del 1% del PIB para este año

"Hemos tocado fondo y vemos la luz al final del túnel". Con esta frase el presidente de la patronal guipuzcoana, Peio Guibelalde, ha descrito la situación económica del territorio y ha advertido que nos encontramos ante "una lenta, difícil y débil recuperación porque todavía quedan muchas incertidumbres".

La conclusión del 1% de crecimiento del PIB llega tras el análisis de diferentes variables. Por ejemplo, que cuatro de cada cinco empresas logran mantener o aumentar su facturación, mientras que disminuye para una de cada cinco. La cartera de pedidos crece un 4'8% y la facturación media sube un 4'3% respecto al trimestre anterior. También se incrementa la confianza de las empresas, tres de cada cuatro considera que el mercado ya no se encuentra en recesión y ocho de cada diez, que no lo estará en los próximos meses.

No obstante, Guibelalde ha apuntado que "está claro que mientras el empleo no se recupere, no podremos decir que hemos dejado atrás la crisis ni hablar de recuperación". La competitividad sigue siendo el gran reto de las empresas, según el presidente de Adegi y su principal preocupación es la debilidad de la economía española, seguida de los costes laborales y los incrementos salariales. No obstante, el 80% de las empresas considera su nivel de plantilla adecuado o insuficiente, y más del 16% prevé aumentarlo en los próximos meses.

La patronal está convencida de que las firmas tienen que ir a los mercados con productos de más valor añadido, un concepto ligado a la innovación y a la inversión en I+D. Por ello la inversión en este capítulo "tiene que seguir siendo una apuesta prioritaria para las empresas". Un problema que lastra la competitividad, según Adegi, es la dimensión de las empresas guipuzcoanas, "su reducido tamaño les impide competir internacionalmente" por lo que sugieren "colaborar, cooperar, incluso entre competidores".

En relación con los costes energéticos, los empresarios guipuzcoanos demandan que se modifiquen las condiciones de la tarifa eléctrica que se aplica a las empresas vascas porque "están compitiendo en condiciones mucho peores que sus competidores europeos". Así mismo insisten en lo que denominan "nueva cultura de empresa, que tiene a las personas en el centro de todas las dinámicas de desarrollo de la misma.