El ambiente corrosivo de Bilbao está degradando las esculturas de Chillida
Según un estudio de la UPV la cercanía al mar, la humedad y la contaminación no permiten que el metal envejezca como debe, aunque las esculturas no corren peligro
La obra Besarkada XI del Guggenheim posee una superficie más irregular de la que debiera y ha perdido pequeños fragmentos de material y color(GUGGENHEIM)
El Departamento de Química Analítica de la UPV/EHU ha estudiado el estado de conservación de cuatro esculturas de Chillida instaladas al aire libre en Bilbao. Las conclusiones demuestran que el ambiente salino y húmedo, además de la contaminación, está causando una degradación en las obras que de momento sólo se aprecia a nivel microscópico o en el color del metal
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El Departamento de Química Analítica de la UPV/EHU ha llevado a cabo un estudio sobre el estado de cuatro obras que Chillida tiene expuestas en Bilbao. A petición del Guggenheim Bilbao el grupo de investigadores de la UPV iniciaron este estudio al percatarse de que la escultura Besarkada XI, propiedad de la pinacoteca, no estaba envejeciendo como debiera. Aparte de la escultura del Guggenheim, tomaron en cuenta para el proyecto otras esculturas de Chillida repartidas por la Villa: Buscando la luz IV, Elogio del Hierro III y Begirari IV.
Gracias a este estudio, realizado con técnicas no invasivas para no deteriorar las obras, el departamento de Química Analítica ha constatado que el ambiente de Bilbao y la contaminación está afectando a estas cuatro esculturas, aunque no en la misma medida. De momento sólo se aprecia a nivel microscópico y con algún cambio de coloración en el metal.
Se da la circunstancia de que el acero patinable del que están compuestas las obras está pensado especialmente para ser colocado al aire libre y se utiliza ampliamente para crear fachadas, puentes o vías de tren, además de esculturas. Y es que su principal característica es su capacidad para protegerse a sí mismo desarrollando una capa protectora que actúa como barrera haciendo que el metal se conserve bien.
El problema es que este metal no está siendo capaz de generar esta capa protectora que surge de manera natural por varios factores como el ambiente marino que afecta a Bilbao por su cercanía con la costa y la ría, y también la contaminación, ya que Bilbao se considera una ciudad corrosiva según algunas normas por la humedad y la acumulación de gases ácidos.
Pese a todo, las esculturas de Chillida en Bilbao no corren peligro, la más afectada, Besarkada XI, es restaurada periódicamente por los conservadores del museo Guggenheim, y los investigadores de la UPV están ya buscando una solución general en forma de un producto que se pueda extender por las obras para evitar su deterioro.
