José Salas se declara inocente en el juicio por delito fiscal

José Salas, el dueño de promotora Contsa, ha dicho que es inocente y se ha defendido durante el juicio diciendo que el responsable de sus cuentas era su hermano ya fallecido. Su defensa ha insistido sobre todo en hacer lo posible porque su exmujer, Carmen Bautista, también resulte condenada por delito fiscal. Bautista ha manifestado que desconocía que era administradora de empresas o que tenía cuentas con saldos millonarios.

José Salas se ha empeñado tanto en involucrar a su exmujer que incluso ha manifestado que tenía pánico de que ella entrara en prisión porque "no tenía fortaleza y se hubiera muerto en el furgón". De ahí que durante la investigación tratara siempre de exculparla de todo.

José Salas, nervioso al principio del interrogatorio y más tranquilo conforme han pasado los minutos, se ha declarado inocente. Para defenderse ha responsabilizado de sus movimientos bancarios y préstamos con Contsa a su hermano fallecido, que era el responsable de las cuentas de Contsa y de las suyas, ha señalado.

Salas ha relatado que trató de exculpar a su esposa porque sufría una fuerte depresión y temía por sus hijos pequeños si ella ingresaba en prisión preventiva. Durante el juicio, en cambio, ha declarado que Carmen Bautista tenía cuentas y negocios en los que él ni estaba autorizado ni participaba.

Bautista se ha presentado como una mujer sumisa y dócil, dedicada a su casa y a sus hijos. Ignoraba, ha manifestado, que era la administradora de distintas sociedades o que tenía cuentas con saldos millonarios. Ella, ha contado, Se limitaba a firmar "papeles rosas del banco o papeles del notario" que su marido le ponía delante. "Yo no disponía de nada. Él me dejaba 50 euros en un sobre", ha dicho.

El fiscal pide siete años de prisión para él y seis para ella por cuatro delitos contra la Hacienda Pública, por haber defraudado a Hacienda supuestamente 2,7 millones de euros entre 2003 y 2006.

El dueño de Contsa, José Salas, se enfrenta también a otra petición de 13 años de cárcel por un delito societario, otro de insolvencia y un tercero de estafa en el procedimiento de la quiebra de Contsa, que fue declarada en concurso con casi 1.700 acreedores y un déficit patrimonial de 87 millones.