El agosto "más frío" provoca perjuicios en las piscinas y beneficios en el comercio
Las temperaturas son 1,7 grados más bajas que en las registrados en los últimos 30 años. Curiosamente, las noches están siendo ligeramente más cálidas que las de veranos anteriores
La inestabilidad deja importantes secuelas negativas entre los sectores que dependen del verano, sin embargo, el comercio de la ciudad sale ganando
El mes de agosto está siendo un mes especialmente frío. Es una sensanción que tenemos los ciudadanos pero ahora, también, es una percepción avalada por los datos de la Agencia Estatal de Meteorología.
La AEMET concluye que las temperaturas diurnas en agosto están siendo 1,7 grados menos que la media de los últimos treinta años. Paradógicamente, las noches están siendo ligeramente más cálidas. El análisis de las temperaturas registradas en la primera quincena de agosto sitúan en 29, 1 grados la máxima de Valladolid. Meteorología ha comparado este año con el periodo comprendido entre los años 1981 y 2010. La media de ese periodo comprende treinta años es de 30,8 grados. Conclusión, las temperaturas durante las horas diurnas han sido 1,7 grados menos este año.
Y curiosamente, aunque hemos tenido noches más bien frescas, por no decir frías, los datos señalan que esta primera quincena de agosto las temperaturas mínimas se han situado en los 14,7 grados. Son tres décimas más que la media obtenida en los últimos treinta años.
Este tiempo frío, unido a la inestabilidad, está provocando efectos negativos en los sectores que dependen del verano, como las piscinas. Las bajas temperaturas provovan que muchos ciudadanos tengan que cambiar sus planes de verano y, por lo tanto, algunos de los mayores perjudicados son quienes gestionan los bares o cafeterías de las piscinas municipales.
Son personas que, tras un concurso público, adquieren los derechos para explotar estos establecimientos llegando incluso a pagar cánones a los Ayuntamientos de hasta 20.000 por toda la temporada. Es una inversión, que, si el verano se complica, pueden llegar a perder.
La gente no va a las piscinas y esto tiene una clara consecuencia: tampoco se consume en sus bares o restaurantes.
El mal tiempo deja también secuelas en el consumo de los productos más típicos del verano como pueden ser, por ejemplo, los helados incluso aunque estemos en las inmediaciones del centro de la ciudad o cerca de parques y jardines.
Pero, no todo son perjuicios. El comercio de la ciudad sale ganando pues,ante el descenso de las temperaturas, la gente cambia sus planes de piscina por salir a la calle y pasear.
