Sociedad
PEDERASTA DE CIUDAD LINEAL

“Un hombre me ha engañado y me ha subido a un coche”

Los detalles del sumario del caso del pederasta de Ciudad Lineal que investiga un juzgado de instrucción en Madrid

Antonio Ortiz, acusado de ser el pederasta de Ciudad Lineal, tras su detención

Madrid

“Un hombre me ha engañado diciendo que íbamos a dar una sorpresa a mi abuelo y me ha subido a un coche”. Es la frase que pronunció una de las supuestas víctimas del pederasta de Ciudad Lineal cuando un hombre la encontró vagando desorientada y llorando en un descampado. Un ejemplo de los muchos que deja reflejados el sumario del caso, y que hacen un dibujo general de las mentiras elaboradas que supuestamente inventó el pederasta para llevarse consigo a varias niñas y abusar sexualmente de ellas, en los casos que le atribuyen los investigadores.

Fue a finales de agosto cuando según el sumario tuvo lugar este rapto, uno de los últimos que supuestamente perpetró. Convenció a una pequeña para que fuera con él, diciéndole: “Vente conmigo que le vamos a dar una sorpresa a tus abuelos”. Previamente, según la declaración de la pequeña ante la policía, le había preguntado que si sus abuelos estaban en el parque. Según declaró más tarde el hombre que encontró a la niña en un descampado, la niña dijo que “un señor la había mentido y le había hecho cosas malas”.

Es un patrón que se repite a lo largo del sumario y que refleja la estrategia del supuesto pederasta para ganarse la confianza de las niñas: fingir que conocía a sus familiares. En una ocasión, era un “amigo malo” que aseguraba conocer a su madre. En otra, se acercaba a la niña hablando por teléfono en voz alta, o al menos fingiendo que lo hacía, diciendo frases como: “Ya está conmigo, ya la he encontrado, ya la acompaño yo a casa”. En otro momento, en el que no se consumó el secuestro, un hombre que se sospecha es la misma persona le dijo a una menor: “¿Tú estabas en el bar con unos chicos que eran tus padres? Tu padre me ha mandado a que vengas a buscar conmigo unas cosas al coche que tu padre está ahí”.

Son patrones que se repiten a lo largo de las situaciones denunciadas que los investigadores atribuyen al pederasta de Ciudad Lineal, y que la policía definió como “su firma” o su modus operandi. Coincidencias que llevaron a la policía a deducir que era un único criminal el que perpetraba estas barbaridades irreproducibles.

Plano dibujado por una de las niñas y el sitio original

Un tema, el del pederasta de Ciudad Lineal, que según refleja el sumario no estaba ausente en las conversaciones familiares de Antonio Ortiz, el único acusado. En una ocasión le habría contado a su madre que la policía le había parado en la plaza de Pilar Miró, en el corazón del madrileño barrio de Hortaleza. Ella le comentó que “sería por el control policial que había como consecuencia del violador de Ciudad Lineal”.

Un colchón en Santander

A principios del mes de septiembre, unos pocos días después de la última agresión sexual que le atribuyen los investigadores, Antonio Ortiz abandonó Madrid y puso rumbo hacia Santander, donde vivía un tío suyo por parte de madre. Si su intención era huir, no se lo planteó a nadie como tal: le dijo a su tío que no tenía trabajo, y él le ofreció ir a trabajar a Santander, ya que estaba esperando que le saliera una obra en Torrelavega. Una estancia temporal programada para septiembre pero que el propio Ortiz pidió adelantar a finales de agosto, según la declaración policial de su tío, porque estaba “muy agobiado, se aburría mucho en casa de su madre y su vida era ir al gimnasio y volver a casa”. Tuvo lo que le fue prometido a nivel de logística: un colchón en el suelo del salón que aceptó “sin ningún tipo de reparo”, según la declaración de la mujer de su tío. La misma que tuvo que ser hospitalizada con un ataque de ansiedad cuando la policía entró en su tranquila casa de Santander para llevarse al que consideraban “el pederasta de Ciudad Lineal”.

Casa donde se refugió el último mes antes de su detención

Según le explicó a un amigo suyo por teléfono, “mi idea es quedarme aquí a vivir si me sale curro”, aunque también contemplaba volver a Madrid si no conseguía un trabajo “en un mes y pico, lo que voy a hacer es ahorrar, a ver si empiezo a ganar”. Esa era su intención “para no dar por culo mucho” en casa de su tío, pero su nueva vida nunca llegó a materializarse: cinco horas diarias de gimnasio, poca actividad fuera del domicilio familiar y cinco maletas que sorprendió a su familia cuando llegó. Apenas un mes más tarde, la Policía Nacional le detenía en el mismo salón que había ocupado los últimos días.

Después de su detención, la historia ya es conocida: la jueza le envió a prisión sin opción de pagar ninguna fianza, y ordenó ruedas de reconocimiento con las menores de las que supuestamente habría abusado. En la última tanda, una niña señaló a Antonio Ortiz como el hombre que abusó de ella, pero sólo después de que le prometieran que no podía verla desde el otro lado del cristal del juzgado de la cuarta planta de Plaza de Castilla.

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00