Becerril reprende a Botella por los desalojos de noche o con frío en El Gallinero

Madrid

A 12 kilómetros del centro de la capital, el poblado de El Gallinero siempre ha estado en el punto de mira del Defensor del Pueblo. Se trata de un asentamiento chabolista donde malviven más de 400 personas de etnia gitana y nacionalidad rumana, de los que 300 son niños. Sobreviven como pueden, en una especie de "cuarto mundo": entre escombros y basura y sin agua corriente.

La Oficina del Defensor lleva años recibiendo quejas sobre la actuación municipal en este poblado, a un kilómetro de la Cañada Real. Básicamente por cuestiones relacionadas con la ejecución de los derribos, la intervención de la Policía y sobre la manera en la que se llevan a cabo los desalojos.

La actuación del Ayuntamiento ha sido objeto de varias sugerencias que el equipo de Ana Botella considera que han sido atendidas de forma escrupulosa. Esas explicaciones no convencen a la institución que dirige Soledad Becerril cuyos últimos reproches tienen que ver con que los desalojos se llevan a cabo "en horas nocturnas o en condiciones de frío extremo".

Entre las sugerencias de la Defensora destacan: la notificación previa a las personas afectadas de la fecha del desalojo y el cumplimiento de las obligaciones contempladas en la normativa internacional humanitaria para los casos de desalojos forzosos.