Cuando el calor llega del barrio

Sevilla

Hay veces que es mejor no mirar el termómetro. Es lo que ha ocurrido en este Martes Santo, que amanecía sin nubes, con un cielo claro en el que enmarcar estampas para el recuerdo. Un día que tiene cita obligada en el Cerro del Águila, donde todo el barrio vive de una u otra forma la salida de la cofradía desde la Parroquia de los Dolores. 26 años ya realizando estación de penitencia a la Catedral, y de día festivo desde Afán de Rivera a la Avenida de Hytasa, porque junto a los más de 1.300 nazarenos que acompañan a los titulares, discurre una comitiva de familiares y amigos, de vecinos, que también forman parte de la cofradía en la calle. Sabor a barrio antiguo, el de la Calzá, el que sigue conservando la hermandad de San Benito en la calle, aunque siempre mantengamos en la memoria el puente que ya no está pero que sigue muy presente en la memoria de la ciudad. Siempre esperada su llegada a la carrera oficial, que gana enteros y elegancia cada año. También se vuelve barrio en esta tarde San Nicolás, que abre sus calles para acoger cada vez más público en torno a la hermandad de la Candelaria.

Del ambiente popular al Rectorado, y a la estampa de sobriedad de los Estudiantes, que este año recuperaba la salida por la puerta principal de la antigua fábrica de tabacos hacia la calle San Fernando. Una de las novedades de esta jornada de Martes Santo, en la que volvió a repetirse el milagro de la salida de San Esteban y de Santa Cruz, que supera a base de fuerza la altura de la parroquia con la calle Mateos Gago. La noche trajo otras estampas diferentes, con la hermandad de Los Javieres, siempre impresionante en su recorrido de vuelta por Francos y Alemanes.

Día especial también en San Lorenzo, donde salió la primera de las tres hermandades que salen de esta plaza, La Bofetá, la encargada de cerrar esta jornada de Martes Santo ya bien entrada la madrugada, casi estrenando Miércoles Santo.