La calidad de Castella y la entrega de Garrido mantienen el interés
Ponce pasó sin pena ni gloria en otro festejo marcado por el escaso juego de los toros de Parladé
Sevilla
La notable faena de Castella al tercero de la tarde y la entrega del toricantano José Garrido ante el temperamental sexto mantuvieron el interés en el octavo festejo de la Feria de Abril, marcado no obstante por su larga duración -más de tres horas- y por el escaso juego de los toros.
Se han lidiado dos toros de Juan Pedro Domecq, el sobrero primero y el sexto; tres de Parladé y uno, el sobrero cuarto de El Pilar, desiguales de presentación y de escaso juego. Tan solo el tercero embistió más templadito aunque duró lo justo y el sexto tuvo temperamento y un punto de genio en sus acometidas.
José Garrido, de mercurio y plata, que tomaba la alternativa, saludos y vuelta al ruedo tras petición de oreja en el sexto..
Enrique Ponce, de purísima y oro, silencio y palmas tras aviso.
Sebastián Castella, de malva y oro, saludos tras aviso y silencio.
En cuadrillas, José Chacón saludó tras banderillear al quinto.
La plaza casi se llenó en tarde agradable.
La tarde no pudo tener peor comienzo con el toro de la alternativa de José Garrido, Lengualarga de nombre, siendo devuelto a corrales porque se veía que no iba a embestir para evitar un altercado de orden público. En su lugar salió un sobrero de Juan Pedro Domecq al que Garrido lanceó bien a la verónica, rematando con una media de rodillas. El animal tuvo ciertas virtudes, pero se lastimó la mano derecha y no pudo haber faena. El sexto fue otro toro de Juan Pedro, muy bajo de hechuras, que tuvo temperamento para derribar al picador y para acometer en la muleta con su dosis de genio. Tiró de garra Garrido, quien por momentos se vio desbordado por la embestida de un animal que pesaba mucho en la segunda raya y que se quedó por ver en los medios. Sonó la música, pero un desarme marcó un punto de inflexión en un trasteo en el que el extremeño anduvo muy valiente. Tras la estocada desprendida hubo petición, pero el premio quedó en una vuelta al ruedo.
Ponce concluyó su particular Feria otra vez sin suerte con su lote. Su primero ya tuvo poco celo de salida y el sobrero de El Pilar no humilló ni por castigo. Con todo, el de Chiva aprovechó la movilidad de este toro para medio inventarse una faena.
A Castella le vimos como hacía tiempo que no se le veía en la Maestranza, muy firme y muy seguro, y a Sevilla la vimos más receptiva con Castella. Tuvo limpieza el recibo de capa a su primero, un toro que hizo buenas cosas en los primeros tercios, incluido el quite por gaoneras de Garrido. La faena de muleta fue seria y templada con unas primeras series de trazo largo hasta que el toro se vino un poquito a menos, metiéndose entonces el torero entre los pitones muy valiente. La pena es que lo pinchó hasta en tres ocasiones, diluyéndose el posible trofeo El quinto fue un manso rajado con el que Castella no pudo pasar del intento de agradar al respetable.