"Hay que proteger al que inventa y garantizar que el resultado redunde en la salud de todos"

Valladolid

Muchas historias sobre empresarios de éxito empiezan con algún tópico sobre los humildes orígenes del personaje de turno. En no pocas ocasiones la frase "empezó desde abajo" se cuela en el relato. Y también, en no pocas ocasiones, eso no es exactamente así. Pero en el caso de quien nos ocupa, el tópico se cumple a rajatabla.

Gerardo Gutiérrez, mejicano de nacimiento, y leonés de adopción, se licenció en Química para trabajar después como técnico de laboratorio. Pero se dio cuenta de que su sitio no era ése. Y lo ha explicado por sus orígenes familiares y a la emigración. Así ha señalado que su padre, también empresario, "fue de fracaso en fracaso" y ha añadido que para tener éxito antes es necesario haber pasado por unos cuantos "contratiempos". Esa enseñanza paterna fue clave para plantearse el salto al autoempleo. 

Ha lamentado la falta de conexión entre universidades y empresas, un elemento clave, a su juicio, para que la apuesta por la innovación y el desarrollo cuaje. En concreto, ha indicado que esta realidad responde a dos razones: la falta de empresas de tamaño suficiente y, también, a la visión que tiene la universidad del sector privado como un "elemento chupoptero" que viene a llevarse el talento.

La ética de la industria 

Preguntado sobre la necesidad de hacer compatible los beneficios empresariales y la puesta a disposición de medicinas asequibles, Gutiérrez ha remarcado que es "posible" conseguir ambas cosas y ha rechazado los "sambenitos" que rondan al sector. No ha rechazado que existan "puntos negros" pero ha normalizado las cosas al señalar que no es un sector "peor ni mejor" que otros pero con el aliciente añadido de trabajar "para mejorar la salud de las personas". 

Gadea Grupo Farmacéutico factura más de 70 millones de euros y da empleo a unas 300 personas. Su expansión internacional pasa por Estados Unidos y China, entre otros lugares.