“He recorrido el mundo entero haciendo bandera de las bodas gays”

Guadalajara

“El alcalde de Lugo y el de Valladolid se negaron a casar a personas del mismo sexo y yo decidí dar un paso al frente y ofrecerme. Si lo sé, lo hago antes”. Así recuerda Francisco Maroto, alcalde de Campillo de Ranas, cómo se convirtió hace diez años en uno de los primeros alcaldes en celebrar bodas entre personas del mismo sexo.

El asunto saltó inmediatamente a los medios de comunicación, y no sólo a los nacionales. Revistas como ‘Time’ y televisiones de medio mundo se hicieron eco del alcalde de un pequeño pueblo de Guadalajara que casaba parejas de gays y lesbianas todos los fines de semana. Incluso llegaron a rodar un documental titulado ‘Campillo, sí quiero’, estrenado en festivales internacionales. “Me han invitado a países de todo el mundo y he hecho bandera de mi pueblo y de mi país. Me sentía orgulloso y me daba cuenta de lo importante que había hecho Zapatero, dando ejemplo a otros países que se suponen más desarrollados”.

Diez años después, Maroto ha perdido la cuenta del número de parejas a las que ha casado y cree que el asunto está completamente normalizado. “Es que todas las bodas son iguales, muy parecidas, se case quien se case”. Y él lo sabe bien, porque Campillo se ha convertido en un lugar donde se celebran muchísimas bodas, de todo tipo. “Tenemos bodas todos los fines de semana e incluso días de diario y hemos logrado que haya establecimientos hosteleros y alojamientos rurales que pueden abrir todo el año para celebrar y acoger a los invitados de las bodas”.