Camalote, un extremeño más
La planta invade el cauce del río Guadiana a su paso por Mérida y Badajoz. Desde la Confederación Hidrográfica aseguran que es imposible erradicarla
Mérida
El camalote no va a desaparecer. Así de tajantes se muestran desde la Confederación Hidrográfica del Guadiana. Esta planta tiene un “crecimiento exponencial que está asociado a las temperaturas, es decir, a medida que suben, más crece el camalote”, afirma Nicolás Cifuentes, jefe de servicio de la Confederación.
El camalote (jacinto de agua) tiene una importante capacidad reproductiva, prolifera con las altas temperaturas y se suele usar como ornamento en acuarios y jardines, aunque actualmente está prohibido. “Por desgracia, este año es muy malo porque las altas temperaturas se han adelantado mucho y ha provocado este crecimiento abrumador”, agrega Cifuentes. Desde la entidad encargada de la conservación del río añaden que son períodos cíclicos; habrá años mejores y peores.
La Confederación asegura que no ha dejado de trabajar durante todo el año. Durante los meses de invierno se centran en las zonas altas del río donde brota la planta y permite que luego baje hasta las ciudades. Tras “hacer todo lo posible como contratar a centenares de personas en otras ocasiones”, esta vez han recurrido al sistema de barreras y a maquinaria más moderna que sea capaz de sacar más cantidad. Incluso cuando es necesario utilizan retroexcavadoras. Mientras tanto, el trabajo a mano se realiza solamente en invierno cuando se buscan “pequeñas cantidades de camalote que están escondidas entre la vegetación”.
Una polémica recurrente
Cada vez que explosiona el camalote e invade el río surge la polémica. Parece inevitable. Desde la Confederación aseguran que las críticas que reciben son injustas, pero entienden los enfados y las preocupaciones de los vecinos y usuarios del río, como por ejemplo los piragüistas, grandes damnificados de la presencia del camalote. Desde el Club de Piragüismo Iuxtanam piden “la retirada de la planta en invierno cuando está aletargada y no se expande tanto”, asegura a la SER David Flecha, uno de sus miembros. Creen que la Confederación ya ha aprendido la lección, pero que su solución no pasa por embalsarlo río arriba, por encima de zonas como Mérida y Don Álvaro y dejarlo caer poco a poco. “Eso no funciona ya que al abrir una de esas balsas, llega al río y lo inunda todo”, espeta Flecha.
Esta planta invasora procedente del Amazonas y que llegó para quedarse, se detectó en la región en 2004, aunque en ese momento no se le dio la debida importancia por tratarse de una especie propia de climas tropicales. En tan solo unos meses, el jacinto de agua afectaba ya a unos 80 kilómetros de río, entre los municipios pacenses de Medellín y Mérida, la misma zona donde desde 2011 volvía a explosionar, hasta este año donde ha vuelto a rebrotar con fuerza esta planta que llegó al Guadiana de forma accidental.
- ¿Qué es el camalote?