"¡Mamá, galletas!"
Las Asociaciones que proporcionan alimentos a las personas sin recursos alertan del impacto de la crisis en los niños

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Santa Cruz de Tenerife
En una de sus habituales entregas de comida, el silencio en la Asociación Kairós Tenerife se rompió inesperadamente con la exclamación alegre de un niño: "¡Mamá, galletas!". Celebraba, emocionado, que entre los alimentos que recibía su familia figurara este producto, uno de los primeros que eliminó su madre de la lista de la compra, cuando en su casa aún se acudía al supermercado para llenar la nevera. El presidente de la ONG, Benjamín Barba, admite que aquella inocente e involuntaria revelación hizo que a los voluntarios se les cayeran inmediatamente las lágrimas.
Hoy, para esa familia, y prácticamente la mayoría de las que asiste Kairós, la única posibilidad de comer a diario proviene de la solidaridad de los demás. Barba lamenta que el problema "se está agudizando y cronificando" pues, según explica, de las 625 familias que atienden, aproximadamente la mitad, lleva los últimos 10 meses acudiendo a la ONG en busca de alimento. Es decir, no salen del bache, y lo que es peor, "han perdido la perspectiva de poder hacerlo".
Para el presidente de Kairós, "el problema irá a más y los afectados están cayendo en tal deterioro que incluso algunos han acudido a pedir ayuda en actitud agresiva y completamente ebrios". La razón a la que atribuye Barba este hecho es que muchos de los que se encuentran en esta situación de tanta necesidad se sienten indignos y desprecian a sí mismos. "La mayor parte de los que vienen buscando ayuda, lo hacen con un sentido enorme de vergüenza", cuenta.
Sin embargo, Barba incide en que no todas las personas que acuden a la asociación se encuentran en paro: "Hay otro grupo con trabajos basura y salarios de miseria, casos de personas que trabajan por 400 ó 500 euros 8 horas al día, con contratos por la mitad de horas".
En este contexto, la Asociación Kairós ha puesto en marcha una campaña, El milagro de la leche, para comprar alimentos para los niños. Actualmente se los proporciona a más de 1.900 personas en Santa Cruz de Tenerife, de las cuales 500 son menores de 15 años.




