El jardín de las delicias venenosas
Recuerdo de un pequeño huerto de plantas tóxicas en pleno centro de la ciudad
Tras esta valla crecían en tiempos el Estramonio y la Adormidera / Miguel Mena
Zaragoza
Continuamos la ruta de los rótulos caducados que permanecen en las paredes de la ciudad de Zaragoza con uno que tiene tras de sí una historia singular.
Hace casi cien años que el jardín no está, pero el mármol sigue ahí / Miguel Mena
Hace casi cien años que el jardín no está, pero el mármol sigue ahí / Miguel Mena
Al comienzo de la Gran Vía, en un lateral del Paraninfo universitario, antigua Facultad de Medicina, puede verse una placa de mármol en la que casi nadie repara, en la cual se lee: JARDÍN TOXICÓLOGICO - BASTERO. Se trata del lugar donde el doctor Juan Bastero Lerga (1861-1942), catedrático de Medicina Legal y Toxicología, albergaba diferentes plantas que utilizaba para ilustrar sus clases, todas tóxicas y muchas de ellas conocidas como potentes drogas.
El profesor Bastero cultivaba allí alucinógenos tan renombrados como el Opio, el Estramonio o la Belladona, también plantas habituales por su uso medicinal como el Ricino, el Tártago o la Ruda, y otras menos conocidas de nombres tan curiosos como la Dedalera, la Hierba Loca, el Árbol de la Vida o la Bryonia Dioica, cuyo nombre común es Nabo del Diablo, vaya usted a saber por qué.
Bajo estas piedras cultivaba su huerto el doctor Bastero Lerga / Miguel Mena
Bajo estas piedras cultivaba su huerto el doctor Bastero Lerga / Miguel Mena
Según la investigadora Pilar Laguía Minguillón, el huerto del doctor Bastero Lerga desapareció en los años 20 como consecuencia de la gran contaminación generada por las obras de cubrimiento del río Huerva y construcción de la actual Gran Vía. Por paradójico que parezca, las plantas tóxicas murieron asfixiadas y no hubo manera de recuperar aquel jardín. En su lugar ahora solo hay piedras. Pero ahí sigue la placa que lo ubica en nuestra memoria, aunque ya no esté y tampoco parezca posible que el opio y la belladona vuelvan a crecer en el centro de Zaragoza, al menos sin exponerse a una intervención policial.
Muchos recordarán que el doctor Bastero Lerga también daba nombre al Instituto Anatómico Forense que estuvo hasta el año 2003 al otro lado del Paraninfo, en la calle Doctor Cerrada. Ese recinto es hoy en día una ludoteca. De morgue a recreo infantil. De las autopsias al corro de la patata, sin duda una reconversión espectacular.
