Sociedad

Page aboga por la unidad para combatir el terrorismo yihadista

El presidente de Castilla-La Mancha reflexiona sobre los atentados de París en su blog personal.

García Page en una reunión con medios de comunicación / Jccm

Toledo

El presidente de Castilla-La Mancha apuesta por la unidad para combatir el terrorismo yihadista tras los atentados de París del pasado viernes. Lo hace en su blog personal, en un artículo que reproducimos a continuación. 

LA UNIDAD COMO RESPUESTA Los graves sucesos del pasado viernes en París vienen a confirmar la amenaza del terrorismo yihadista como el gran reto que la sociedad occidental va a tener que afrontar y superar durante los próximos años. Y la experiencia nos dicta que dicho reto solo podrá ser superado desde la unidad. Lo sabemos en España, por nuestra terrible y cercana experiencia con el terrorismo como fenómeno latente, y lo saben los gobiernos europeos y occidentales. Es cierto que la tendencia en Europa, en estos últimos años, apunta en sentido contrario a nivel social y político. Observamos mensajes y movimientos tendentes a la dispersión, con planteamientos de marcada afirmación nacional frente a las directrices y esfuerzos comunitarios, e incluso con países como el Reino Unido que incluso plantea abiertamente la posibilidad de abandonar la Unión. Y sin embargo la realidad de un mundo globalizado, de unos mercados globalizados, de unas amenazas globalizadas, de un terrorismo globalizado, hacen que la Unión Europea como proyecto cobre más sentido que nunca. No tenemos otro camino posible que la coordinación, pero no solo a nivel de policía o de intercambio de información, sino como sociedad. Este reto, este desafío no se produce exclusivamente contra Francia, contra nosotros, o contra Portugal… es un desafío a nuestros valores como sociedad, a nuestra forma de entender la vida, la libertad y la democracia. La imagen repetida de miles de personas: autoridades y ciudadanos anónimos, guardando el mismo silencio de homenaje a las víctimas del pasado viernes en Francia, no es un acto gratuito, como tampoco lo fue la decisión de desafiar a los terroristas con la celebración de los encuentros amistosos entre selecciones europeas en Londres o Bruselas. Son actos que hablan de esa voluntad de unión, y que animan a los gobiernos a reforzar la coordinación y la idea de Europa como Comunidad de valores y de ciudadanos libres frente a los terroristas que, más fuertes y organizados que nunca, no solo proclaman un estado propio, sino que lanzan su amenaza contra el corazón de nuestras ciudades una vez más. España ha sufrido en sus propias carnes el zarpazo del terrorismo. Por eso un día los dos principales partidos suscribimos un pacto antiterrorista cuya eficacia nadie pone en duda a la hora de acabar prácticamente con el terrorismo independentista, y por eso el pasado mes de febrero Pedro Sánchez y Mariano Rajoy volvieron a suscribir otro, encaminado a defender a nuestra sociedad de esta nueva amenaza, que adquiere dimensiones especiales por su acción de proselitismo en las redes sociales, su creciente poder económico y militar, y la posibilidad de activar tanto comandos bien preparados y coordinados como lobos solitarios latentes en el corazón de nuestras comunidades y vecindarios. Es un pacto al que quieren unirse otras fuerzas políticas, y al que deberían sumarse todas las fuerzas políticas. Porque en democracia, unidad no es uniformidad, y el buscar respuestas conjuntas desde la discrepancia y la participación es lo que nos hace fuertes como sociedad y como nación. No es momento de posicionamientos estéticos que, desde la discrepancia, alimentan sin querer el efecto propagandístico del terror. Nada agrada más a un terrorista que ver cómo más allá de la sangre derramada, se extiende por nuestra sociedad la idea de crisis y desunión. La respuesta ha de ser otra, y debe partir de la unidad, del cierre de filas en torno al ideal de Europa en el que todos nos reconocemos, a poco que defendamos la libertad, los derechos humanos y la democracia. No estamos ante un reto convencional. No es una guerra convencional, entre países enfrentados por diferentes razones. No sé, por tanto, cuál es la reacción más aconsejable como sociedad. Pero sí tengo muy claro que si todos cerramos filas en torno a la aplicación de la legalidad vigente en la prevención, combate y persecución de quienes amenazan a nuestro país con actos de barbarie y crueldad indiscriminada, podremos superar este nuevo reto, en el seno de una Unión Europa más fuerte y más libre.

 
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