Personas con movilidad reducida reclaman voluntad política para eliminar las barreras arquitectónicas
El principal problema es la inaccesibilidad de los comercios

Lara Capelo

Santiago de Compostela
La accesibilidad universal sigue siendo la asignatura pendiente en muchas localidades gallegas. Así lo denuncia La Asociación de Lesionados Medulares y Grandes Discapacitados Físicos de Galicia (ASPAYM Galicia). Lucía, una coruñesa que lleva más de 25 años en silla de ruedas y que es miembro de esta asociación, asegura que las ciudades se han adaptado urbanísticamente, pero que el principal problema continúa siendo el acceso a los comercios. "La mayoría no tienen adaptada su entrada a las personas con movilidad reducida".
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Reportaje Movilidad y accesibilidad
Hemos acompañado a Lucía durante una mañana, en un paseo por su ciudad, para observar cuáles son las barreras arquitectónicas y de movilidad con las que se encuentra. "Todavía hay aceras que no están bien rebajadas, que son de una fase previa". También se queja del tipo de pavimento utilizado en las calles, como los adoquines. "A veces se emperran en ponerlos y no los puedo soportar", dice. Las distancias en altura y las inclinaciones son otro problema para el que, en la mayoría de los casos, no se busca una solución válida para el conjunto de la población. Un ejemplo de ello son las escaleras mecánicas de A Falperra, que comunican las calles Sinforiano López y Juan Flórez. "Se hizo una inversión tremenda (1 millón de euros) y resulta que no pueden utilizarlas personas en silla de ruedas, con andador o, ni siquiera, con un carrito de bebé".
Lucía denuncia la falta de compromiso político para velar por el cumplimiento de la normativa y fomentar la adaptación de los comercios. "En los años que llevo luchando por nuestros derechos, nunca he encontrado la voluntad política necesaria para alcanzar la movilidad y accesibilidad universales".




