Sociedad
Rosario Pérez Villanueva

"Los nuestros"

Firma Rosario Pérez Villanueva, 'Los nuestros'

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03:17

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Algeciras

Una vez más, el pasado viernes fue un día de luto para España. Todavía hoy, esta semana, en plena campaña electoral, estamos de luto o deberíamos estarlo, porque dos compatriotas nuestros, dos héroes anónimos que encontraron la muerte cumpliendo con su deber, no pasarán ya las Navidades con sus seres queridos. Ni estas ni ninguna otra. Y sin embargo, resulta indecente y dolorosa esta sensación de que no pasa nada, de que todo sigue como si tal cosa, en este país extraño y con tan poca memoria, con tanta tendencia al olvido en cuanto los temas caducan, y pasan de moda, en el telediario de turno.

Como las de los muertos de París, como las de los de Atocha, como las de tantos otros en estos últimos años en los que el fanatismo y la barbarie parecen haberse apoderado del mundo, las muertes de Jorge y Gabi, los dos policías nacionales asesinados en el atentado sufrido por la embajada de España en Kabul, son absurdas, injustas, terribles.

Y no puedo evitar sentir asco, y tristeza, al tropezarme, en algún artículo publicado en cualquier parte, en comentarios vertidos en las redes sociales sin pies ni cabeza, con afirmaciones absurdas, injustas, terribles…. firmadas por individuos carentes de la más elemental de las empatías, a los que no les tiembla el pulso a la hora de poner por escrito estupideces sin sentido y que se quedan ahí, dando vueltas por la red, ajenas al daño que pueden provocar.

Jorge y Gabi, los dos policías españoles caídos en acto de servicio en la capital de Afganistán, en uno de los rincones más peligrosos del planeta, tenían familia, amigos, gente que les conocía y les quería. Y lo siento pero no, el suyo no ha sido un “accidente laboral”, como algunos internautas de pluma fácil han llegado a afirmar sin la más mínima consideración ni el más mínimo sentido de la decencia. Y eso que ni siquiera estoy hablando de patriotismo, porque está claro que este país, tan dado a imitar a otros para importar fiestas paganas, comidas basura y otras tonterías, nunca se contagiará de lo mejor de otros…. pongamos Estados Unidos… Pongamos Francia.

Aquí no cantamos nunca ninguna Marsellesa por los nuestros, por todos esos héroes anónimos, policías, guardias civiles, militares, agentes de los servicios de Inteligencia…. gente que se toma su vocación como algo más, como mucho más, que un trabajo, y que son capaces de vivir así, mirando al miedo a la cara cuando es preciso, y dispuestos a dar su vida, si llega el caso, para que los demás podamos aspirar a conservar nuestros valores y a seguir viviendo en una sociedad en la que imperen la democracia, la justicia, la igualdad y la libertad.

Ya sabemos que España es así, que nuestra historia reciente, parece ser que no superada, se sigue utilizando como excusa barata para que algunos se empeñen en confundir lo patriota con lo facha, o, lo que es lo mismo, las churras con las merinas. Y que pena, en tiempos como éstos, en días de Alerta 4, de horror y de incertidumbre, que seamos incapaces de ponernos de acuerdo, ni siquiera, en la capacidad de honrar y recordar a nuestros muertos. A los de antes. A los de ahora. A los de siempre.

 
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