El Sporting necesita una fiesta en El Molinón

Gijón

Ya no es que la quiera, es que el Sporting necesita que El Molinón sea una fiesta este lunes. Antes y durante el partido contra el Getafe el ambiente festivo parece garantizado, por el buen ritmo de venta de entradas, pero lo fundamental es que el jolgorio se produzca después del encuentro. Todo lo que no sea eso, celebrar una victoria frente a un rival directo, supondrá un serio revés para un Sporting que en esta jornada ha caido por primera vez esta temporada a puesto de descenso. No sería más que una anécdota si no fuera por las circunstancias que rodean a este equipo, que atraviesa un momento flojo de fútbol y de confianza. Ganar se antoja fundamental para que entrenador, jugadores y afición recuperen una sonrisa que en algunos casos hace tiempo que se ha esfumado, sin que sobren los motivos para ello.

Salir de puesto de descenso depende del propio equipo gijonés: ganándole al Getafe lo conseguirá. Y recuperará la moral, y superará a un rival directo (y a varios más que ahora le aventajan en la tabla, con dos partidos más que los gijoneses), y podrá afrontar de otra forma el (en teoría) terrible calendario que le viene en las próximas semanas.

Claro que el Getafe no lo pondrá fácil. Y que analizado jugador por jugador, es un rival "muy complicado", como aseguraba Abelardo este domingo en su rueda de prensa. "Aunque digáis que soy un llorón", añadía en una coletilla que se va convirtiendo en habitual en sus comparecencias. Como también es verdad que el equipo de Fran Escribá llega a El Molinón con solo dos puntos más que los gijoneses, viene de tres empates consecutivos y solo ha ganado dos de los diez últimos partidos. Es, en definitiva, un rival directo del Sporting, "un partido complicado, pero de nuestra Liga. Uno de esos partidos que debemos ganar", admitía Abelardo.

El técnico utilizaba el nombre de un exrojiblanco para advertir sobre el potencial del Getafe. Se refería a Stefan Scepovic, que "aquí era Dios, la panacea, y allí es suplente". Con el matiz de que Scepovic jugaba en Segunda con el Sporting, es verdad que la plantilla del Getafe es más cara y (sobre el papel) más competitiva. Pero también es cierto que el Sporting tiene sus argumentos para competir con cualquiera. No jugará Ndi, por molestias en una rodilla, pero sí Halilovic, Sanabria, Jony, Nacho Cases, Bernardo, Luis Hernández o Cuéllar. Todos ellos forman un bloque que, a buen nivel, ha sabido ser competitivo contra cualquier rival.

Junto a la de Sergio Álvarez, la baja de Ndi es importante. Titular indiscutible desde su 'reinserción', abandonará un puesto de mediapunta que podría recuperar Alen Halilovic (es la posición en la que más ha rendido, por no decir la única en la que ha rendido en el Sporting), quedando un hueco en la banda derecha que podría ocupar Pablo Pérez o Carmona. En la defensa, con Lora tocado, Luis Hernández podría actuar como lateral, dejando el centro de la zaga para Bernardo y Jorge Meré.

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Mentalizarse para sufrir

A los sportinguistas el regalo de Reyes ya les llegó en el  mes de Junio. Aunque el famoso gol del Lugo, más que un regalo, fue un premio que hacía justicia a una temporada soberbia. Era aquel un equipo con una confianza absoluta en sus posibilidades, capaz de reponerse a todas las adversidades y consciente de que, con semejante grado de fe y de convencimiento futbolístico, ganarle era una misión casi imposible.

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El ascenso a Primera, al margen de una gran alegría y de la salvación del club, trajo consigo un cambio de mentalidad para el sportinguismo. Acostumbrados a disfrutar con un equipo casi invencible, el ascenso de categoría ha traido aparejado una rutina de permanente sufrimiento. En la élite, el Sporting pierde más partidos de los que gana, como es lógico. Tampoco necesita ganar tantos para conseguir su objetivo. Pero ese cambio de 'chip' requiere un periodo de adaptación. Sobre todo después de que las buenas sensaciones competitivas del inicio de temporada hicieran creer que el equipo gijonés iba a salvarse. "Incluso sin sufrir", decían algunos analistas. Da la sensación de que, como cabía esperar, se equivocaron.

En las últimas jornadas de 2015 el Sporting fue sufriendo en sus carnes la dureza de la Primera División. Las bajas de jugadores importantes y los propios titubeos del equipo gijonés le han conducido a una situación apretada en la tabla, momentáneamente en puesto de descenso. No es ningún dramo, pero es un contratiempo. Para remontarlo, hace falta unión, trabajo, optimismo y confianza. Y fútbol. Sobre todo fútbol. Este Sporting ha demostrado ser capaz de reunir todos esos condicionantes, pero hace falta que todos pongan de su parte para sacar un reto duro pero ilusionante. Y el primero Abelardo, líder y referencia de este grupo, cuyo tono ha bajado notablemente en las últimas semanas. El hombre que logró convencer a sus futbolistas de que eran mucho mejores de lo que podían imaginar, debe recuperar esa idea para salvar un reto que nadie dijo que fuera a ser fácil.