Jesucristo tenía el pelo largo, muy largo
La socióloga del IESA, Isabel García, reflexiona sobre la Navidad y las polémicas declaraciones del Obispo de Córdoba sobre la fecuncación artificial

Firma de opinón de Isabel García. Córdoba Hoy por Hoy
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Córdoba
Esta Navidad me ha hecho pensar mucho en la figura de Jesús y cómo puede interpretarse su mensaje en pleno siglo XXI. Si Jesucristo hubiera sido un personaje real (asunto que desconozco) yo lo interpretaría como un revolucionario, enfrentado a la opresión del imperio y a la élite económica y religiosa de su pueblo. Los ejes de esta lucha habrían sido: la igualdad, la dignidad de los más empobrecidos y la libertad. Además de revolucionario y humilde, Jesucristo tenía el pelo largo, muy largo.
Lo cierto es que estos asuntos han cambiado en su manifestación y su intensidad a lo de la historia, pero también ha cambiado la postura de sus seguidores, que ahora constituyen un grupo de poder que se enfrenta a los avances del proceso civilizatorio, es decir: a los derechos de las mujeres, a las leyes civiles y al avance de la ciencia. Aquí en nuestra ciudad, el jefe de los católicos cordobeses dice que los niños que no nacen de una relación sexual convencional son fruto de un aquelarre. Jefes de otras ciudades ordenan a las mujeres que se casen y sean sumisas, o que no se rebelen para que sus maridos no les propinen palizas. Afortunadamente los propios católicos no cumplen esas órdenes porque, si fuera así, no podrían usar gafas, ni curarse una caries o un cáncer, ni tampoco ir a un hospital. Y no podrían divorciarse de un maltratador o de una esposa a la que ya no se ama, es decir, no podrían ser felices.
En general, los poderes públicos no actúan para evitar estos comentarios aberrantes, pero tampoco actúan para garantizar el respeto a los otros derechos que la Constitución nos reconoce como ciudadanos, salvo excepciones. Veo en Córdoba algunos pelos largos, muy largos, ciudadanos, políticos y activistas que tratan por todos los medios de ayudar y de ofrecer un poco de dignidad y de solidaridad con los recursos a su alcance. Estos son los que, en mi opinión, transmiten el mensaje de Jesucristo en su búsqueda de la justicia social.
Así que mi deseo para todos ustedes en este año que acaba de empezar es que cada vez haya más pelos largos y más conciencia en este mundo tan darwinista por el que caminamos y que el azar nos sea propicio a todos.




