"La incertidumbre continúa"

Firma Rosario Pérez ' La actualidad informativa...'
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Algeciras
Los que vivimos pendientes, de una manera u otra, de la actualidad informativa, estamos teniendo un comienzo de año bastante movidito. Ya sé que no somos todos, seguramente ni siquiera seamos la mayoría, pero los que comenzamos nuestras mañanas ojeando la prensa, escuchando la radio, echando un vistazo, de vez en cuando, al Canal 24 horas y a los informativos de la tele, tenemos motivos de sobra, en estos primeros días de 2016, para estar “entretenidos”. Al fin y al cabo, por lo que respecta a la situación de nuestro país, en particular, y a la del complejo y globalizado mundo en que vivimos, en general, este año ha comenzado tal y como terminó el anterior: plagado de incógnitas y envuelto en la incertidumbre.
Aquí, en nuestro país, a este lado de nuestras permeables fronteras, por no saber no sabemos todavía ni quiénes nos van a gobernar durante los próximos meses. Tampoco sabemos qué va a pasar con Cataluña, para bien o para mal, de unos o de otros, ni cuánto dará de sí el espectáculo de ese macro juicio contra la corrupción que comenzó ayer en Palma de Mallorca, y que ya lleva tiempo poniendo en tela de juicio la imagen de nuestra siempre cuestionada monarquía.
Y también aquí, a este lado del muro, pero igualmente fuera, a lo largo y ancho del planeta que compartimos, seguiremos durante los próximos meses, tal vez años, conviviendo con el miedo. Seguirán destinándose esfuerzos titánicos a la lucha contra el terrorismo yihadista, no nos queda otra, pero, pese a ello, seguiremos sintiéndonos inseguros, sabiendo que cualquier día puede volver a ocurrir en alguna de nuestras grandes ciudades lo que ya pasó en Madrid, y lo que, más recientemente, está pasando cada vez con más frecuencia, unas veces más lejos, en países destrozados y olvidados, de los que, egoístamente, parece que nada queremos saber… Otras, como la de París, bastante más cerca, más humillantes, más aparentemente preocupantes ante nuestras adormecidas retinas.
Sabemos que, hoy por hoy, esto es lo que hay, que no hay más remedio que acostumbrarse a vivir así, sin saber cuándo será la próxima. Hoy mismo, sin ir más lejos, sin que el mes de enero haya llegado ni siquiera a cumplir su primera quincena, ya nos hemos vuelto a desayunar, otra vez, con ese miedo: Con las primeras imágenes del atentado perpetrado en la parte histórica de Estambul, esa ciudad que a veces parece Europa, y otras veces Asia, pero que, como accesible destino turístico que es, forma parte de la memoria sentimental y fotográfica de cientos de miles de españoles. La Mezquita Azul, Santa Sofía, el palacio de Topkapi, los deliciosos restaurantes de las callejuelas del mercado de Sultanahmet, a tiro de piedra del Gran Bazar… Todo eso resumido en un puñado de fotos, en un puñado de recuerdos de no hace tanto tiempo, y, sin embargo, parece que fue en otra vida, en un mundo que parecía más predecible, más controlable.
En cualquier caso, no olvidemos que más allá de los grandes titulares, internacionales, nacionales e incluso comarcales, existe también un sinfín de pequeños dramas cotidianos que no suelen ser noticia, pero que ocupan, sin duda, la primera de las preocupaciones en la mente y el día a día de sus anónimos protagonistas. Y que nos rodea mucha gente, tal vez demasiada, que empieza 2016 tal y como acabó el año anterior: sin saber cómo va a llegar a fin de mes, cómo va a tener para comer, para pagar la luz y el agua, para conservar algo de ilusión y de esperanza, cierto estado de ánimo que permita vislumbrar esa luz que dicen que hay al final del túnel y que anime a distinguir la vida, con todas sus letras, de la simple supervivencia.




