González Arroyo sigue siendo consejero del Cabildo majorero
El pleno del Cabildo ha acordado retirar la representación que ostentaba el ex alcalde de La Oliva de los órganos y consejos dependientes de la corporación. Sin embargo, mantiene su acta como consejero por diferencias de interpretación de la sentencia que lo inhabilita
Las Palmas de Gran Canaria
Por unanimidad del pleno del Cabildo de Fuerteventura se ha acordado iniciar los trámites para destituir a Domingo González Arroyo de su cargo como vicepresidente segundo del Consejo de Administración del Parque Tecnológico, así como de su representación en el Consejo Insular de Aguas.
Era una petición de Podemos que fue aceptada por el resto de partidos, por "higiene democrática", al estar inhabilitado como cargo público por un delito continuado de prevaricación. Sin embargo, González Arroyo seguirá manteniendo su acta como consejero porque según reza la sentencia, está inhabilitado para cargo público en una administración local.
Existen dudas en la interpretación del pronunciamiento judicial, que Podemos llevará a la Junta Electoral para que ésta sea quién aporte luz. Andrés Briansó, el portavoz de partido morado en el Cabildo, cree que debería ser destituido "por ética y por estética". Añade además "que quien ha montado semejante espectáculo no merece ningún tipo de puesto en junta, comisión ni mucho menos en el pleno del Cabildo".
Marcial Morales, el presidente del Cabildo, por su parte, cree que no es ético que un inhabilitado a cargo público en una administración siga manteniendo su acta en otra superior. Sin embargo, el máximo dirigente insular no tiene dudas en cuanto a la interpretación del pronunciamiento judicial. Asegura que "puede resultar extraño e incomprensible, pero es lo que ha decidido la sentencia. A mí también me resulta difícil de entender".
Domingo González Arroyo fue inhabilitado como alcalde dos semanas después de tomar posesión su cargo por un delito continuado de prevaricación, aunque no fue hasta el 17 de diciembre cuando la Junta Electoral le obligó a dejar el cargo. Algo a lo que se negó, llegándose a atrincherar en la sede del ayuntamiento, de la que tuvo que ser desalojado por la policía.