Una despedida agridulce
Javi Díez se erige en uno de los protagonistas del partido de su despedida. Detuvo un penalti, salvó el empate, pero se quedó con la miel en los labios. El Racing, señorial con el rival.
León
No fue la despedida perfecta, pero casi. Javi Díez cuajó un partido completo. El partido de su despedida estuvo rodeado de ceremonia. No merece menos el longevo capitán, que a sus 37 años deja el fútbol por una lesión degenerativa en su hombro de la que será intervenido la próxima semana.
Se fue bajo los palos, en acto de servicio hasta el último minuto. Hizo de tripas de corazón cuando, en los prolegómenos, fue agasajado por su propia directiva y por la del equipo rival, el Racing de Santander, que tiró de grandeza. Sañudo, su presidente, salió al centro del campo para obsequiar el meta con una camiseta para el recuerdo.
Ya en el partido, el larguero le echó una mano. El resto, fue cosecha propia. Como había vaticinado su mujer Mar, iba a parar un penalti. Lo hizo ante Dioni, pero en el rechace la pelota acabó en las mallas. Javi, como el resto, a punto estuvo de perder los papeles con el colegiado.
La incertiumbre en el marcador impidió la entrada del "Pulpo" Romero para que el adiós fuera sonado. Javi, sin embargo, echó el cerrojo a su carrera con las manos, a golpe de parada. Tras ser manteado por sus compañeros, tuvo tiempo para, rincón a rincón, recorrer La Eragudina para atender las numerosas reclamaciones. Generoso hasta el final.
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Pablo Campos
Redactor deportivo Radio León: programas y retransmisiones. Corresponsal Diario As