“No participe de la gran mentira”
Firma Antonio Pérez Girón 'No participe de la gran mentira'
02:36
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/048RD010000000033119/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
San Roque
El pequeño Nicolás cobra al día lo mismo que un médico al mes. Cuatro mil euros diarios por su participación en el programa televisivo Gran Hermano Vip. El joven que debe su fama a las presuntas estafas y a la usurpación de funciones, sigue la estela de otros habituales de la tele, que en programas como éste o tertulias de chismorreo, constituye una verdadera afrenta en un país donde los que tienen la oportunidad de acceder al difícil mercado del trabajo, no llegan a los mil euros mensuales.
Mientras que la crisis económica sacude a muchas familias de manera cruel, otro mundo ajeno a la realidad más descarnada, compuesto de directivos de la banca con sueldos e indemnizaciones multimillonarias y futbolistas de renombre con contratos astronómicos -algunos de los cuales tratando de evadir impuestos a la hacienda pública-, sigue su marcha ajeno a lo que transcurre alrededor, nutriéndose de buena parte del resto de ciudadanos.
Los que perdieron su puesto de trabajo y los que no pueden conseguir su primer empleo se cuentan en varios millones. Otros rezan para no engrosar esa terrible lista de la que, una vez formado parte, cuesta mucho salir. Esta situación repercute seriamente en los propios servicios de la generalidad de la ciudadanía, tal como informa el Boletín semestral del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, que dio a conocer el escalofriante dato de que España ha perdido 50.000 profesores y sanitarios públicos desde 2012.
Ese panorama de un país que ha visto como una gran parte de lo mejor de su juventud ha emigrado para vender hamburguesas en Alemania o trabajar de camarero en Londres, parece confundirse con ese otro mundo de la opulencia de los altos cargos y de la mediocridad extraordinariamente remunerada de personajillos de la pequeña pantalla.
No lo olvide usted, cuando decida visionar un programa que se nutre de la alta audiencia para conseguir contratos publicitarios a cualquier precio. No participe de ese espejismo de un mundo que no es el suyo. Recuerde el esfuerzo de médicos y enfermeros que trata de cubrir con profesionalidad mal pagada las deficiencias por falta de recursos humanos y materiales. Recuerde una educación necesitada de personal, la guardería que se construyó y que lleva meses pendiente de abrir sus puertas. A tantos conciudadanos sumidos en la desesperanza, muchos viviendo a expensas de familiares o beneméritas instituciones. No sea partícipe de la gran mentira que se ofrece a bombo y platillo. Una mentira convertida en la más pura injusticia, en la más clamorosa de las inmoralidades.