Pirro en la Asamblea Regional

Cartagena

"Otra victoria como ésta y volveré solo a casa". Esta frase es la que se le atribuye al rey Pirro tras la batalla de Heráclea, de la que salió victorioso pero con miles de bajas. No son miles, sino 300, las enmiendas parciales que la oposición le ha colocado en su presupuesto para 2016 al Gobierno Regional de Murcia, que ha conseguido sacar adelante sus cuentas gracias al apoyo de Ciudadanos.

Una victoria pírrica para el PP al final de un trámite largo, que no ha estado exento de tensiones desde que iniciara su tramitación allá por el mes de noviembre con el polémico rechazo al 'techo de gasto'. El propio consejero de Hacienda, Andrés Carrillo, decía que es un presupuesto "descuadrado" para ellos sobre el que habían presentado. Unos 200 millones es lo que van a suponer las mociones de la oposición sobre un presupuesto de 4.100, según el consejero.

En días como así también se aprecia que la Asamblea Regional es el "foro" de la política murciana en todos sus espacios, no sólo en el hemiciclo. Pasillos, escaleras, rellanos... Cualquier rincón es bueno para una negociación de última hora. A lo largo de toda la mañana se ha podido ver a diputados de diferentes partidos mantener intensas discusiones sobre los asuntos que se trataban dentro del hemiciclo.

Dentro de ese hemiciclo continuaba la sesión formal. Han sido seis horas de intensa actividad parlamentaria en las que el debate ha sido tenso, pero no bronco.  Los diputados regionales eran conscientes de lo que estaba en juego, y no han escatimado en réplicas y contrarréplicas.

Sobrevoló durante todo el debate la sensación de que a la oposición le faltó madurar algo más sus enmiendas (por ejemplo, el patinazo que tuvo Podemos con las que afectaban al sector agrícola) y que parece extraño que rechacen unos presupuestos enmendados por ellos mismos. Pero también es verdad que el PP sigue necesitando cintura para encajar las propuestas del resto de partidos y asumir que se acabaron los tiempos de los paseos militares.

Lo que se iniciaba como una exposición de partidas económicas y enmiendas parciales ha ido caldeándose por momentos, sobre todo en el turno de réplica. El PP le sacaba a Podemos los titulares de los vuelos a Venezuela de miembros de su partido juntoa familiares de etarras; Podemos respondía con los casos de corrupción que salplicaban a su formación como el de la trama tejida en torno a Acuamed.

El PP le hacía guiños y tenía la mano a Ciudadanos "para trabajar juntos" y no dejarse manipular por PSOE y Podemos; Ciudadanos rechazaba la propuesta para sentarse a negociar con formaciones que amparan a corruptos como los implicados en la última operación policial desarrollada en Valencia.

El PP descalificaba al portavoz del PSOE por sus malos resultados electorales; Rafael González Tovar contraatacaba comparando a Pedro Antonio Sánchez con Nicolás Maduro (después de varias alusiones, ya cuesta saber si estamos hablando de política esñola o venezolana). Cuando la imaginación se acaba, siempre puede recurrir uno a las citas de Napoleón. Y las dos formaciones no dudaron en hacerlo tirando de manual. 

"Es importante mantener las formas, los ciudadanos nos ven y es importante que seamos capaces de comportarnos", le indicaba la presidenta de la Asamblea, Rosa Peñalver, a Víctor Martínez tras llamarlo al orden en el estrado por reprender al socialista Rafael González Tovar. "Presidenta al rescate", murmuraba el portavoz popular que pedía el mismo rasero para todos los grupos políticos y que desplegó todo un abanico de carteles, paneles y recortes de periódico de gran tamaño durante su exposición.

El pleno despertaba mucha expectación, y eso era fácil de apreciarlo por la considerable asistencia de público y visitantes que han abarrotado el Patio de las Comarcas de la Asamblea, desde donde los ciudadanos pueden seguir estas sesiones.

Que los tiempos han cambiado no sólo se traduce en la asistencia por parte de público. También se ve muchas veces en los trabajadores de la Asamblea, en los asesores de los partidos y hasta en los propios periodistas a los que la composición de la cámara autonómica siempre guarda alguna sorpresa y en la que una victoria ya no es lo que era.