La quinta inocencia
Firma de opinión Marisa Vadillo, La quinta esencia. Córdoba Hoy por Hoy
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Córdoba
Córdoba es una ciudad célebre por su patrimonio cultural. Un patrimonio histórico y artístico evidente -espectacular, diría yo- que define en parte la idiosincrasia cordobesa. No se puede decir más de su Mezquita (inmatriculada o no) ni de su rotundo Puente Romano.
Sin embargo, en el arte contemporáneo cordobés hay un puente tan magnífico como el anterior. Es mucho más esquivo debido a que es un puente que -en ocasiones- se nos muestra camuflado. Esta construcción intangible está construida por un solo hombre a base de dudas, fe, dolor, emoción, sexo, muerte, enfermedad, pasión e imaginación.
Esta singular pasarela concéntrica es un referente contemporáneo para muchos otros creadores actuales. Este puente que atraviesa muros es un lugar mágico que a veces se soporta con muletas de hierro mientras que en otras ocasiones se esconde tras unas máscaras de cuero con el fin proteger algo de santidad. Quien lo recorre, ya sea andando o bien llevado como carga, puede experimentar cómo se construye lo más frágil, rotundo y fascinante del ser humano: a trozos, con patrones, en un viaje interminable que te permite jugar en las sombras. Pero hay que ser muy valiente para cruzarlo: en ese puente las manos se te deshacen en trazos, los guantes son tenebrosos y sólo puedes asir maletas siamesas de hierro.
Ese puente, imaginario, que responde al ámbito del arte contemporáneo se llama Pepe Espaliú, un cordobés único, un artista irrepetible. Pero para verlo deben acercarse a su ubicación en Rey Heredia, al centro que lleva su nombre. Yo que ustedes iría... corre el rumor de que allí se encuentra La Quinta Inocencia.