El cierre de Bimbo tiene miga
Se entiende la dificultad de la industria local para exportar, pero cuesta reconocer que todo sale más rentable en Balears si se trae desde fuera, hasta las personas.

'La línea roja' de Matías Vallés (28/01/16)
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Palma de Mallorca
Las penas con pan son menos pero, en Mallorca, hasta el pan nos trae penas. Cierra sus puertas la fábrica Bimbo de Palma, que abastece a todo el archipiélago. Inevitablemente, la clausura se asocia al cierre de Coca-Cola, y a la desaparición de cualquier actividad que no consista en el envasado de turistas.
El cierre de Bimbo tiene miga. ¿Han dejado de comer pan de molde el millón de nativos y los millones de visitantes? Al contrario, la fábrica a cerrar necesitaba tres turnos veraniegos y un centenar de trabajadores para satisfacer la demanda de Bimbo. Es una planta rentable, pero los expertos especializados en exprimir a sus conciudadanos hablan de "optimizar", de ganar ma´s y más deprisa que nadie.
Se entiende la dificultad de la industria local para exportar, pero cuesta reconocer que todo sale más rentable en Balears si se trae desde fuera, hasta las personas. El resultado es un gigantesco y rentable aparcamiento de coches, yates y turistas, con cien mil desempleados en temporada baja.
Con el cierre de Bimbo, Mallorca pierde frescura incluso en productios envasados. El turismo debía ser locomotora y no monopolio, pero ha construido una comunidad cada vez menos autónoma y más dependiente del exterior.
El cierre de Bimbo nos recuerda que somos un sandwich de pan con pan, un bocadillo de turismo relleno de turistas. También existe una fórmula para esto. Mallorca, el no-lugar.




