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Rafael Alcázar: "La única conexión con el mundo en los años 50 era la radio"

El director de cine es el protagonista de la Sala L de A vivir Madrid con 'El tiempo de las ilusiones sencillas'

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Al director de cine, guionista y realizador Rafael Alcázar sólo le quedaba dar el salto a la literatura. Con su primera novela, El tiempo de las ilusiones sencillas -editada con Suma de Letras- propone un viaje en el tiempo hasta los años 50. En un pueblo de Toledo descubre, a través de la mirada de un niño delgaducho de 10 años, el sentido de la amistad en una época gris y llena de desigualdad. Esta historia está basada en sus propias vivencias y anécdotas, que tiene grabadas a prueba de fuego en su memoria. "No recuerdo un nombre o un número de teléfono, pero todas las imágenes las retengo en la cabeza. Es como si estuviera viendo en imágenes la calle principal por donde yo iba andando de mi casa al colegio con las señoras escuchando la radio a toda pastilla".

A vivir Madrid: entrevista Rafael Alcázar

12:32

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Una historia que dibuja un retrato sentimental de una España que ya pasó y que trae a la memoria de toda una generación las aulas coronadas por un crucifijo y también, recordarán muchos con dolor, los golpes con la regla cuando algún chaval supuestamente merecía un castigo. "Yo sabía que había cosas feas alrededor, pero las estoy juzgando después. He querido mantener la visión inocente de un niño y he hecho un esfuerzo para mantener esa mirada limpia. No vivíamos estas cosas como un mal, porque los niños aceptan todo muy facilmente", explica el autor, que quizás lo que más añora de aquellos tiempos es el valor inquebrantable de la amistad.

Podemos decir que la radio es un personaje más de esta novela. Los niños que crecieron en los años 50 no veían el fútbol, sino que lo escuchaban. Con el paso del tiempo, Rafael ha hecho el sueño de su infancia realidad: conoció a Alfredo Di Stéfano, su ídolo y el de sus amigos del pueblo. "Veíamos dos minutos del gol de Di Stéfano en el NO-DO el fin de semana siguiente, pero el partido entero y todo lo que nos llegaba del exterior se escuchaba por la radio. El cordón umbilical del pueblo y la única conexión con el mundo era la radio".

 
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