Salto de calidad

Gijón

El Sporting renace de sus cenizas. Las dos victorias consecutivas ante la Real Sociedad y el Valencia no solo sacan al equipo del penúltimo puesto, sino que confirman que este muerto está muy vivo. No solo gana cuando las cosas se le ponen de cara desde el primer instante, como sucedió ante los donostiarras, sino también sabiendo sufrir, como ocurrió en Mestalla. Con un trabajo encomiable, sabiendo aguantar en los momentos complicados y, por qué no decirlo, con una importante carga de fortuna, gracias a los fallos de Álvaro Negredo que se postula como candidato al próximo trofeo 'Gesto sportinguista'.

Por mucho que el Valencia esté sumido en una enorme crisis de resultados y de entidad, (incluso precisamente por eso) no era nada fácil pensar en ganar en Mestalla. Nadie lo hacía en ese campo desde hace más de un año. Para lograrlo, hacía falta que apareciera la mejor versión del Sporting y que los de Gary Neville no tuvieran un buen día. Algo de eso sucedió. El equipo gijonés supo sufrir en los primeros veinte minutos, en los que apenas fue capaz de encadenar tres pases seguidos, se repuso después, marcó de penalti (en la única decisión de González González justa con el Sporting) y entre Cuéllar, el poste y el gafe de Negredo los tres puntos viajaron a Gijón.

Cabía esperar que el Valencia saliera intenso, para tratar de ganarse a una afición que está de uñas con un equipo que rinde muy por debajo de lo esperado. Y así fue. El Sporting, muy bien posicionado, supo aguantar ese arreón inicial. La defensa resistió, con mención especial para el recién llegado Vranjes, cuyo debut fue casi inmejorable. A un jugador llegado a un equipo tres días antes, sin hablar el idioma y que supo media hora antes del partido que iba a ser titular (por las molestias gástricas de Lora) solo se le podía pedir que cumpliera. El bosnio, sin embargo, se mostró firme, contundente, expeditivo y hasta tuvo la soltura de plantarse en el área contraria con el balón en los pies y de hacerle competencia a Luis Hernández sacando de banda. Este descubrimiento de Nico Rodríguez, de momento, tiene muy buena pinta.

Entre Vranjes y Cuéllar evitaron que el Valencia se marchara con ventaja al descanso. El portero metió un par de manos prodigiosas y el bosnio estuvo fino en una doble ocasión de los valencianistas, robándole la pelota primero a Feghouli y luego taponando a Piatti.

Un penalti y mucho tiempo por delante

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En el comienzo de la segunda parte apareció Jony. Primero para recibir una zancadilla de Danilo en el área que Sanabria transformó desde el punto de penalti. La pena máxima fue clara, aunque vista la actuación del caserísimo González González (que posteriormente no pitó otro penalti sobre Carmona) habrá que agradecer que en ese momento señalara la realidad.

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Jony tuvo el segundo en sus botas, en un brillante golpe franco que se colaba por la escuadra y que obligó a Ryan a volar para evitar el segundo.

A partir de ahí, al Sporting le tocó sufrir. Y vaya si sufrió. Los sportinguistas se quedaban sin uñas mientras veían a Negredo estrellando un balón en el palo, fallando un mano a mano con Cuéllar y desperdiciando otra asistencia que recibió solo en el punto de penalti.

Para darle más tintes heroicos a la victoria del Sporting, Cuéllar acabó el partido mareado tras un golpe con Meré, y en un gesto muy poco deportivo Feghouli estuvo a punto de aprovecharse de ello para lograr el empate.

No fue así. El Sporting consiguió una sufrida e importantísima victoria en Mestalla que le saca temporalmente de los puestos de descenso y que le refuerza desde todos los puntos de vista. El comienzo de la segunda vuelta ya mejora notablemente el balance (pobre) de la primera. Los dos próximos partidos en casa siguen siendo claves, pero el triunfo de Mestalla es un salto de calidad importantísimo. Si con los fichajes la plantilla también ha mejorado (con Vranjes, al menos, lo parece), hay mucho margen para el optimismo. Los agoreros, de momento, que se tapen.

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