¡Apaga y Vámonos! con Romualdo López

Murcia

'Bocazas y cachiporras'

No se me ocurre mejor forma de celebrar el Día Mundial de la Radio que utilizarla una vez más como altavoz de pensamiento crítico y herramienta para cuestionar el poder y sus inmediaciones. Así que, allá voy.

Me noto la cabeza llena de escombro, maltratada como si un títere de cachiporra me hubiera estado golpeando durante toda esta semana tan espesa. No es la primera que tenemos así, pero la implacable rutina informativa escupe las noticias a la misma velocidad con la que las desechamos por el desagüe. Y, claro, mientras llega la nueva polémica de la semana te olvidas de la anterior.

Ese concepto de “polémica de turno” vive ya con nosotros, apoltronado en nuestros cerebros. Lo tenemos asumido, casi siempre es política, o si no se politiza. Se lanza el asunto con todos los actores ya posicionados de antemano. Sus medias verdades bien ordenadas en el maletín. El rictus de «aquí no ha pasado nada» o el de «menudo dramón» ensayado en el espejo, según convenga. Una buena red clientelar, de dinero, intereses o favores que asegure el apoyo y ¡a jugar!, como decía el mítico Joaquín Prat en aquel añejo programa de El precio justo.

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Andamos perdidos en un frondoso bosque de varas de medir y eso es peligroso, porque los que han logrado consolidar sus estructuras de poder no van a dejar que se queme su parte facilmente y saben que al final, como masa, los ciudadanos nos conformamos con lo menos malo, o simplemente lo muy malo pero conocido. Ahí, con los nuestros siempre. En esta inercia dañina se impondrá, pues, la vara del que mande o, en su defecto, la cachiporra. Pero siempre la del poderoso, no la de un simple títere.

Sé que es fácil hablar así en general, sin concretar, apuntando a una élite difusa. Pero creo que es también un fiel reflejo del pensamiento crítico y desencantado de una parte creciente de la ciudadanía, harta de ver al vecino repetir como un loro las consignas que llevan a los medios los portavoces de la red clientelar de turno. Unos voceros del reino que, por desgracia para la profesión, se disfrazan a menudo de periodistas. El resto del daño al ciudadano lo hace el propio miedo. Miedo a las facturas, a ser excluido de su tribu, a lo diferente, a las represalias, miedo al rojo, al azul, al verde, miedo al miedo... El humano miedoso elige su argumento para sobrevivir en sociedad y lo repite sin escuchar réplica que lo haga dudar. Así nace un bocazas.

Y aunque no os lo creáis, este desahogo fluvial de agua en mal estado pretendía desembocar en mi canción de hoy. No suelo pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero estoy casi seguro de que el año 93 fue muy bueno. Al menos no había redes sociales para discutir demasiado sobre ello. The Muffs son un grupo californiano de entonces, todavía en activo, que hacen un rock enérgico, melódico y despreocupado cuyas canciones me han hecho más jovial. Una de las mejores que hicieron se titula «Bocazas», pero en inglés, o sea Big Mouth. Hablando de bocazas, no se me quita de la cabeza la frase esa del cuñado de Rita Barberá en la que bromeaba con correr a bofetadas a su mujer. Qué asco de tío, y qué bocazas.

Romualdo López