Naroa, la perra que ayuda a menores víctimas de violencia machista
El carácter tranquilo y afable de esta perra negro azabache es perfecto para realizar intervenciones para personas mayores con Alzheimer, tratar fobias o ayudar a menores que han sido víctimas de la violencia de género

Naroa es una perra labradora de 7 años que, desde finales del pasado año, ayuda a los menores víctimas de violencia machista a controlar y gestionar sus propias emociones en un programa piloto, pionero en España, que impulsa la Generalitat y desarrollan m / Kai Försterling (EFE)

Valencia
Naroa es una perra labradora de 7 años que, desde finales del pasado año, ayuda a los menores víctimas de violencia machista a controlar y gestionar sus propias emociones en un programa piloto, pionero en España, que impulsa la Generalitat y desarrollan miembros de iDogs, intervenciones asistidas con perros.
"Los perros son catalizadores de emociones, potenciadores de la autoestima y de la comunicación efectiva, y ayudan a mejorar la calidad de vida de las personas", asegura a EFE Mar Gómez, trabajadora social y técnica en terapia asistida con animales que en 2010 creó iDogs como una inquietud personal y profesional.
Ahora disponen de cuatro perros con los que realizan intervenciones asistidas para personas mayores con Alzheimer, en el ámbito educativo, para tratar fobias o el que han iniciado hace pocos meses en Valencia con menores que han sido víctimas de la violencia de género.
El color negro azabache y el carácter tranquilo y afable de Naroa contrasta con el temperamento inquieto y despierto de Eli, también labradora de 10 meses de edad, y Gaia, una Golden de 10 meses, que aún están en fase de formación. A ellas se suma Caribe, un macho de 3 años adiestrado para la ONCE.
Con Naroa, certificada desde 2012 como perra de terapia, realizan intervenciones semanales o quincenales, de una hora de duración, acudiendo a los centros de protección y atención a las mujeres víctimas de la violencia machista y sus hijos que hay en la Comunitat Valenciana.
La llegada del perro a los centros es "espectacular y maravillosa por la novedad que supone. En cuanto la ven les cambia la cara", afirma Gómez, quien explica que se persigue hacer visible la importancia de las habilidades sociales y emocionales, gestionarlas y tener destrezas sociales, emocionales y éticas.
Esto, además, predispone a los menores a trabajar de una forma lúdica con los objetivos que persigue el programa, aunque los niños y niñas no sean conscientes de ellos, y donde el eje principal es "el lenguaje no verbal entre el animal y el humano".

Naroa y Eli son dos perras labradoras de 7 años que, desde finales del pasado año, ayudan a los menores víctimas de violencia machista a controlar y gestionar sus propias emociones en un programa piloto, pionero en España, que impulsa la Generalitat y des / Kai Försterling

Naroa y Eli son dos perras labradoras de 7 años que, desde finales del pasado año, ayudan a los menores víctimas de violencia machista a controlar y gestionar sus propias emociones en un programa piloto, pionero en España, que impulsa la Generalitat y des / Kai Försterling
El perro, desprovisto de una "comunicación irónica", genera "un clima de confianza y una motivación intrínseca que está vinculada al sentimiento que tenemos los humanos a interaccionar con ellos, a tocarlos y acariciarlos", explica Mar Gómez, que añade que trabajan con menores con edades comprendidas entre los 4 y 12 años.
Aunque los resultados del programa dependen de cada menor, la forma de comunicación con el perro está basada en una conducta vivida de violencia que no es la más adecuada y el niño o niña tiene que hacer un esfuerzo mental para trabajar con la perra "que siente, a la que no se le puede gritar porque se asusta y hay que tratarla con respeto".
"Trabajamos mucho la gestión emocional, que el menor sepa reconocer qué está viviendo, sintiendo y qué nombre tiene ese sentimiento para que puedan gestionarlo, controlarlo y reproducirlo en el resto de habilidades de aprendizaje", ha destacado Mar Gómez.
Trabajan con perros labradores y Golden porque durante mucho tiempo han sido seleccionados para agradar y trabajar con el ser humano. "Tienen un carácter equilibrado, cariñoso, alegre, un temperamento idóneo".
Un perro de asistencia precisa casi dos años de adiestramiento y uno de terapia, cerca de un año y medio. "Es un proyecto a largo plazo", afirma Gómez, también educadora infantil y entrenadora de perros de asistencia.




