De kalashnikovs, sandwiches y leotardos

A Coruña
Ayer estuve leyendo un artículo sobre Mijail Kalashnikov, el creador del famoso fusil de asalto homónimo, también conocido como AK-47. Poco antes de morir, el amigo Mijail escribió una carta a la iglesia ortodoxa a la que pertenecía arrepintiéndose por haber creado este arma.
Querido Mijail, allá donde estés, tu misiva te honra pero chico, podías haberte ahorrado el mal rollo dedicandote a la horticultura, ¿no? Es que además le pusiste tu nombre, querido. Es lo que tiene el egocentrismo, ¿verdad?
A lo largo de la historia, muchos inventores y científicos le han dado su nombre a sus creaciones. Por ejemplo, en 1762 John Montagu, el 4º Conde de Sandwich le pidió a su criada que le preparase una rebanada de carne entre dos mendrugos de pan, porque estaba jugando una partida de cartas y no quería parar para ir a comer. Ahí nació, como habrán intuido, el sandwich. El mixto, el 3 en 1 y el sandwich de nocilla ya son alardes que llegaron más adelante.
En el siglo XIX Jules Loetard era un famoso acróbata y se hizo aún más famoso por el atuendo especial que llevaba para sus números. Era una tela flexible, ceñida y le cubría de la cabeza a los pies. Gracias a Jules Loetard nacieron los leotardos y por supuesto, los superhéroes.
A mediados del siglo XVII, el Capitán Charles Boycott era un empleado del conde de Erne y su misión era recaudar los fuertes alquileres a los que sometía el condado a los granjeros irlandeses. Los susodichos se rebelaron y decidieron no pagar. De ahí nacieron las expresiones "hacer un boicot" y "hacer un simpa".
A finales del XIX Levi Strauss, que suena a compositor de música clásica, vendía telas de lona para tiendas de campaña de mineros y acabó, como todos intuyen, convirtiéndose en el primer pijo de la historia. Ah, y también hizo pantalones.
Aunque se dice que la palabra pantalón viene de San Pantaleón, que fue uno de estos santos que murió martirzado por no se que cosa. Este último dato no está contrastado y no puedo aseverar al cien por cien que este santo muriera por no se que cosa y mucho menos que diera nombre a lo que ahora mismo llevo puesto en mis piernas. Aunque como esto es la radio y ustedes no me ven, les dejo volar su imaginación.
Venga, uno más. Antoine Joseph Sax, que vivió en el siglo XIX en Bruselas, estaba todo aburrido en la fábrica de instrumentos musicales que cogió un clarinete y dijo: puedo hacer algo mejor con esto. Y fabricó un saxofón. Después llamó a su colega Berlioz para ver si se animaba a poner el nuevo sonido en una de sus composiciones y a partir de ahí se hizo rico. A este señor no solo se le atribuye la creación del saxofón sino también la creación del garrafón.
Por supuesto, la mayoría de estos datos los he sacado de Internet y pueden ser ciertos o no. Pero lo único cierto, queridos amigos, es que yo solo odio a un inventor: Levi Hutchins. ¿Saben porqué? Porque fue el inventor del despertador. Qué duda cabe.




