Un policía local, ¿un enemigo?
El árbol corrupto de la policía local nace de las semillas de la corrupción sembradas en su día por el PP, que creó un escalafón paralelo ante la ceguera de regeneradores como Aina Calvo o Mateo Isern

'La línea roja' de Matías Vallés (23/02/16)
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Palma de Mallorca
Odio el periodismo de lo peor está por venir, pero después tenemos que explicar la corrupción desatada en la Policía Local de Palma.
Policías, médicos y profesores encabezan la lista de profesiones mejor aceptadas por la ciudadanía. Ahora bien, doce agentes encarcelados anulan el crédito de la Policía Local palmesana.
Un policía local es un amigo. Perdón, era un amigo, hasta que decenas de ellos se proclamaron enemigos de los palmesanos. Cobrando, claro.
En lugar de redoblar esfuerzos para curar las heridas infligidas por funcionarios indignos, el jefe de la policía palmesana exculpa a los presuntos delincuentes con uniforme que ha jurado perseguir. Y todo ello sin renunciar a su sueldo ni a su cargo. Una excelente campaña para empeorar la imagen del cuerpo.
El árbol corrupto de la policía local nace de las semillas de la corrupción sembradas en su día por el PP, que creó un escalafón paralelo ante la ceguera de regeneradores como Aina Calvo o Mateo Isern.
La escandalosa tardanza del actual alcalde de Palma en reaccionar al apoyo de su jefe de policía a presuntos delincuentes demuestra tanta ignorancia como miedo. Bienvenidos a la política, donde se dispara con fuego real.
Desmontar la Policía Local de Palma y reconstruirla desde cero puede dejar de ser una opción, para convertirse en una obligación. Un policía no puede ser un enemigo, y ahora mismo no es un amigo.




