Banquillo de pena
Hemos de repasar con cierta detención que este banquillo de pena reúne a la hermana del Rey y sucesora al trono, a su esposo y medallista olímpico, a un ministro de Aznar y presidente durante siete años de toda Balears. Y ninguno de ellos ha pedido perdón por manchar sus símbolos, con independencia del Código Penal

'La línea roja' de Matías Vallés (29/02/16)
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Palma de Mallorca
Ya sabemos que los 17 personajes sentados en el banquillo del 'caso Infanta' son tan inocentes como Rita Barberá. Nos damos por enterados de que los seis millones de euros públicos maltratados por los Borbón, Urdangarin, Torres, Matas y compañía obedecen a una mentira de jueces, fiscales, inspectores de Hacienda, periodistas y socialistas.
Pidamos humildemente perdón a los acusados por todo ello, aunque sea a la hora poco fiable del desayuno. A continuación, admitamos que la célebre "pena de banquillo" tiene dos caras. Los presuntos corruptos se sienten expuestos, pero la pena de banquillo la sufren también los espectadores. No es solo el dinero, el insulto lo empeora.
Hemos de repasar con cierta detención que este banquillo de pena reúne a la hermana del Rey y sucesora al trono, a su esposo y medallista olímpico, a un ministro de Aznar y presidente durante siete años de toda Balears. Y ninguno de ellos ha pedido perdón por manchar sus símbolos, con independencia del Código Penal.
La pena de banquillo no es sentarse en él, sino contemplarlo. Asistir a la degradación de las instituciones, de Gobierno, Govern y Corona. Las víctimas son más educadas que sus agresores. No decimos el corrupto Matas, la presa Munar, la presunta delincuente Infanta. Les mantenemos el nombre, ya que no la dignidad. La corrupción es ante todo una falta de respeto.




