La emoción como motivación para el Centenario
"El Real Mallorca ha conseguido emocionar a los largo de su historia con sus hechos y el Centenario es un buen momento para aparcar las diferencias y que sirva de motivación para que las mejores vivencias no se queden solo en la memoria"
Palma de Mallorca
Si algo define al Real Mallorca en sus cien años de historia es el sentimiento, la pasión y el cariño a un club humilde que ha sufrido mucho para tocar el cielo. Una entidad que pasó por etapas muy complicadas, necesarias para crecer con más fuerza, y siempre encontró una salida para seguir madurando hasta escribir las páginas más brillantes de su historia. El sentimiento al Mallorca lo escriben la emoción del primer ascenso en 1960 o el último en Vallecas en 1997, las lágrimas por perder las finales de la Copa del Rey en 1991 o la de Mestalla en 1998, que luego se secaron con la Supercopa, el primer título del club. El sabor agridulce de la final de la Recopa, que con el tiempo se recuerda como un éxito sin trofeo... O la Copa del Rey de 2003, el título más glorioso de la entidad. Hitos históricos que generan ese sentimiento bermellón, un sentimiento que no se notó como debiera en la gala del Centenario del Real Mallorca.
Si algo ha conseguido el Mallorca a lo largo de su historia es emocionar con sus hechos y con presidentes, entrenadores y jugadores carismáticos que estuvieron en la gala pero sentados en una silla sin tener excesivo protagonismo. La historia de cada uno de ellos genera la historia completa del Real Mallorca y en los detalles y la simbología está el éxito.
La gala acabó sin una sola lágrima, mal síntoma. Muy malo. Y lo mejor fueron las anécdotas y palabras de personajes historicos del club antes de la gala, ante los medios, y algunos discursos concretos como los de Héctor Cúper, Bartolomé Beltrán o Mateo Alemany. Sobró la magia de un mago sin pinta de futbolista y faltó la magia que genera el propio relato del Real Mallorca.
En la grada, el hijo de Luís Aragonés que vino para ver la gala y con el que no hubo ni un solo detalle, Paquete Higuera, primer jugador de la historia del club criado desde la base que triunfó y llegó a ser internacional... Y en la grada se quedaron. Sin voz cuando su voz es la del Real Mallorca. Ni una sola referencia a dos de los tres mejores entrenadores de la historia del club como Serra Ferrer o Gregorio Manzano por mucho que no estuvieran. Guste o no, son parte de la historia. Por cierto, injustificable ausencia de Llorenç Serra Ferrer que tampoco ha confirmado que acuda al congreso para hablar de su etapa histórica. Sin palabras y el hecho lo dice todo.
Y eso por no hablar de los símbolos. Una camiseta del centenario en dos imágenes de vídeo y ni una sola palabra en nuestra lengua por parte de la organización. Solo Mateo Alemany se saltó el protocolo para hablar en la lengua de esta tierra. Es evidente que mucha gente venía de fuera y no entiende nuestra lengua, algo que obliga a hacerla en castellano, pero hay formas de tenerla presente un símbolo de nuestra cultura.
Si algo ha hecho grande a este club son todos y cada uno de los que han estado aquí pero por encima de todos está el Real Mallorca y para celebrar sus cien años es un buen momento para aparcar las diferencias que han separado a muchos de los protagonistas en los últimos años. Si algo se merece este club y su afición es emocionarse con el recuerdo de los que un día les hicieron llorar de alegría, ahogar así las penas del presente, y que sirva de motivación para que todos juntos tiremos del carro para que las mejores vivencias no se queden solo en la memoria.




