Algora y siempre
Aloma Rodríguez evoca al poeta y cantante zaragozano en su último libro

Sergio Algora y Aloma Rodríguez en la librería Antígona en octubre de 2007. / José Antonio Melendo

Zaragoza
Sergio Algora fue la voz de El Niño Gusano, grupo referente del indie español en los 90, y de otras dos bandas posteriores, Muy Poca Gente y La Costa Brava. También publicó libros de poemas y de relatos, y tuvo un bar muy conocido en la noche zaragozana: el Bar Bacharach, cuyo nombre es un homenaje al compositor Burt Bacharach, autor de canciones inolvidables como Raindrops keep falling on my head. Algora también dejó un buen número de títulos que permanecen como referencia de su época: Pon tu mente al sol, Ángel guardia, El fabricante de alas de mariposa, Duerme, Ahora feliz, feliz, etc.
Aloma Rodríguez, escritora, filóloga y articulista en medios como Heraldo de Aragón, Letras Libres y Ahora, trabajó en el bar de Algora y entabló una relación muy especial y fructífera con él; una amistad que se interrumpió bruscamente con la muerte del escritor y cantante el 9 julio de 2008. A esa fecha regresa la autora para iniciar su relato con el momento exacto en que le comunican que Sergio ha muerto al fallarle el corazón mientras dormía. Lo que viene a continuación, a lo largo de poco más de cien páginas, es una celebración de la vida.

Portada del cuarto libro de Aloma Rodríguez. / Xordica Editorial

Portada del cuarto libro de Aloma Rodríguez. / Xordica Editorial
Los idiotas prefieren la montaña es el retrato de un personaje realmente singular, tanto como lo eran las letras de sus canciones, escrito desde la admiración y el cariño, con algo de melancolía, pero sobre todo con mucho humor, el que destilan los personajes y las situaciones que Aloma Rodríguez revive de aquel tiempo que compartió con Sergio Algora.
El título esta tomado de una canción de Muy Poca Gente, “Los idiotas prefieren la montaña / Y en mi interior yo tengo una playa”. La crítica solía calificar las letras de Algora como surrealistas, una definición que según revela el libro a él no le convencía porque en ellas plasmaba su propio mundo y como tal lo consideraba algo muy real. También se cuenta en estas páginas que Algora, aunque por entonces preparaba un nuevo disco, se inclinaba cada vez más por la literatura y trabajaba en una novela ambientada en la Zaragoza de Los Sitios cuando su corazón se paró; justo aquel verano en que la ciudad latía al compás de la Expo 2008. Desde hace unos meses, un jardín del barrio de San José lleva su nombre. Un buen sitio para sentarse a disfrutar de esta emocionante y divertida narración.




