‘Poco que celebrar’

Firma Rosario Pérez 'Poco que celebrar'
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Algeciras
Lo siento, pero este año no tengo ni chispa de ganas de celebrar el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Tampoco es que antes, durante alguno de mis casi 20 años de vida laboral, me hubiera hecho la fecha una ilusión tremenda, pero bueno… Paradojas de la vida, este año es el primero que me ha tocado preparar uno de esos trabajitos que encargan en los colegios sobre el tema en cuestión. Por lo visto, se trata de que las criaturas vayan entendiendo, desde bien pequeñitos, que sus mamás trabajan… Obviamente, con 3, 4 y 5 años, aún es pronto para hacerles entender que algunos trabajos son remunerados, y otros, como el doméstico, o el cuidado de los mayores dependientes, se hacen gratis.
Desconozco, porque no lo he preguntado, si los colegios contemplan también alguna actividad para celebrar el Día del Papá Trabajador… En cualquier caso, me imagino la respuesta. Entiendo que nuestro calendario esté lleno de efemérides, como la de hoy, y que algunas puedan llegar a tener más significado que otras, como la de hoy. De hecho, cada 8 de marzo se conmemora un hecho histórico: que hace algo más de un siglo (concretamente, en 1908), un buen número de trabajadoras del sector textil se echaron a la calle en Nueva York para protestar por sus miserables condiciones laborales y exigir derechos que hoy nos parecen básicos: la igualdad salarial, la afiliación sindical, una jornada laboral de 10 horas diarias (bastante más reducida que la que entonces tenían) y un tiempo mínimo de permiso para la lactancia.
Como muchos ya sabemos (pero nunca está de más recordar), en el contexto de aquella huelga se produjo un suceso que horrorizó al mundo entero: un incendio en una fábrica, provocado por los propios dueños, en el que perdieron la vida más de cien obreras, a las que habían encerrado para que no pudieran unirse a la protesta. Aún así, hubo que esperar varias décadas, concretamente hasta 1977, para que la ONU declarara el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Desde entonces hasta hoy ha llovido mucho, y la situación de la mujer, en los países democráticos y ricos del mundo, ha mejorado bastante… aunque no en todos por igual, y, desde luego, en cualquier caso, no lo suficiente. Eso sí, del resto de países, de esos en los que la mujer ni siquiera tiene derecho a quejarse en voz alta, mejor ni hablemos, porque entonces me echo a llorar en un rincón y se acaba el artículo.
Ni en las peores circunstancias que se puedan dar, hoy por hoy, en nuestro rincón privilegiado del planeta, puede una llegar a imaginarse la desesperación de esas madres sirias huyendo del horror con sus niños a cuestas, clamando al cielo junto a esas alambradas de los Balcanes, bajo el frío y la lluvia, o en cualquiera de esos vergonzosos campamentos diseminados por la vieja Europa. Y eso sólo por poner un ejemplo de estos días, uno entre miles, así que, lo que les decía, mejor lo dejamos…
Volviendo a nuestro país, éste que padece desde hace años una de las tasas de desempleo femenino más altas de toda la Unión Europea, la cosa tampoco está para tirar cohetes. Y no lo está, entre otras cosas, porque la conciliación de la vida familiar y laboral, que tanto viste los discursos políticos de todos los colores, es, en la práctica, una auténtica odisea. Según corroboran los estudios e informes publicados durante estos días, todavía, en pleno siglo XXI, son mayoría las mujeres que asumen, prácticamente en solitario, el cuidado de los hijos, del hogar, de los enfermos y de las personas mayores. De esta forma, se reducen sensiblemente las posibilidades de formación y de promoción profesional y, en no pocas ocasiones, la imposibilidad de estar en tres sitios a la vez acaba provocando, incluso, la pérdida del puesto de trabajo. Es verdad que poco a poco seguimos derribando barreras, pero también es verdad que las mujeres solemos tener que enfrentarnos a dilemas que a los hombres les resultan ajenos, sobre todo cuando hay embarazos o niños pequeños de por medio, y que seguimos siendo nosotras las que lideramos los porcentajes de contrataciones a tiempo parcial. En no pocos casos, además, en denunciables condiciones de desigualdad salarial.
Según uno de los titulares escuchados esta mañana en la radio, los hombres ganan, de media, un 24 % más que las mujeres, casi 4.000 euros más al año. O sea, que aunque la igualdad de sexos esté recogida en nuestra Constitución, desde hace ya casi 40 años, y asegurada por la Ley, las cosas, en la vida cotidiana, no son tan sencillas. Por eso les decía que conmemorar sí, que se conmemore la efeméride si eso sirve para que se hable del tema, pero sin felicitaciones ni tonterías, por favor, que no hay casi nada que celebra




